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Kim TaeHyung, como cualquier joven de veinte años, estaba en la cúspide de su líbido. En resumen, sus pensamientos consistían en un 5% de teorías conspirativas y un 95% de sexo. Por ende, cada vez que veía a SeokJin le era muy difícil controlarse. Y a raíz de eso, había decidido todo este tiempo no mirarlo demasiado a los ojos.

Es que apenas lo vio por primera vez en la librería dispuesto a reclamarle por sus anhelados libros, lo único que quiso, fue hacerle el amor hasta quedar seco. Y la verdad es que se sintió como una bestia por aquello.

Por eso huyó. No fue el miedo de tener a su Alma Gemela, sino que a comportarse desinhibidamente tan pronto.

Pero ahora había sentido algo diferente mientras leía los poemas de Blake, tratando de evitar descontrolarse debido al cuerpo de SeokJin cerca del suyo. TaeHyung experimentó el dolor en sus venas, un dolor que no le pertenecía a él, y un instinto de protección proveniente de su cuerpo (y sobre todo, de su alma) que lo hizo enfocarse en el cuello de SeokJin.

Así que perdiendo la guerra contra sus impulsos, él simplemente se acercó al mayor, ladeó la cabeza y pegó los labios justo en donde estaba su manzana de adán.

TaeHyung, por muy sucio de pensamientos que fuese, aún era virgen y ni siquiera había besado a alguien en su (casi) inocente vida. Imaginarse haciendo cosas con SeokJin era un tema, pero ponerlas en práctica era totalmente diferente, así que no supo qué más hacer. Sólo dejó que sus labios entreabiertos y húmedos mojaran la piel de SeokJin.

Estaba tan cerca de sus labios, por cierto. Si hubiese pensado antes de hacer las cosas, TaeHyung lo habría besado ahí, y no estaría así de perdido. Supuso que de haber besado sus labios él lo habría guiado con su experiencia.

Demonios, recordar ese tema lo descontroló más aún. Él era suyo, suyo, no de esos amantes pasajeros. Una sensación absurda de posesividad se apoderó de él y sabiendo que después estaría muerto de vergüenza, comenzó a chupar. El muy animal chupó su cuello.

Una exhalación densa de la boca de su Alma Gemela lo hizo percatarse de la situación completa. Jin había gemido por lo que él le estaba haciendo. A Jin le gustaba lo que TaeHyung estaba haciendo.

Y recién ahí notó la mano de SeokJin en su espalda, arrugando la tela de su camiseta negra, mientras que la otra se había posado sobre su nuca.

Eso era claramente una invitación a seguir con aquello.

Con torpeza, TaeHyung hizo un recorrido ascendente hasta su mandíbula, sus labios aún rozando la piel sensible, luego su mentón, y finalmente, abrumado como nunca antes, encontró sus labios. Estaba besando la boca de SeokJin, su Alma Gemela.

Y ni siquiera habían cerrado los ojos. Ellos se miraban mutuamente, visiones difusas por la cercanía, echando chispas de placer consumándose. TaeHyung desesperado, como el virgen que era, volviéndose loco en su primer beso.

SeokJin, por su parte, sintió que todo de pronto tenía un significado diferente en su vida. Hace menos de un minuto, trataba de comprender el carácter esquivo del chico, y ahora este mismo le estaba besando la boca, con sus ojos abiertos tan cerca y tan fijos en los suyos que tuvo la sensación repentina de estar ahogándose en el fondo del océano.

Todo era tan azul.

Incluso cuando cerró los ojos, dejándose llevar, una oleada de terciopelo azul oscuro le tiñó la mente. De hecho, las sensaciones por la lengua del chico en su boca se intensificaron. TaeHyung se apegó más a su cuerpo, apoyándose en él, dándole a entender que él era quien llevaba todo el asunto. Y fue como si un tsunami lo arrastrara hacia el abismo.

SeokJin quedó naturalmente recostado en el sillón y con el cuerpo caliente de TaeHyung encima. Llenándolo de besos torpes, primerizos, y bastante apasionados. En esos momentos, el mayor tenía una sobredosis de Kim TaeHyung.

Era asfixiante.

Adictivo, necesario, vital: como el agua.

El agua.

El agua de la tetera debía estar hirviendo y él estaba atrapado por el cuerpo de TaeHyung, tenía que sacárselo de encima pero no quería. Tampoco podía hablar, su boca estaba bastante ocupada en estos momentos… demonios, no quería dejar de besarlo.

Se obligó a jalarlo del pelo hacia atrás, separándolo. Ambos abrieron los ojos y TaeHyung le dedicó una mirada llena de terror, vergüenza, y lujuria. Sus mejillas adorablemente sonrojadas y los labios brillantes, hinchados, no ayudaban en nada a SeokJin.

—No debí hacer esto —se disculpó TaeHyung con la voz aún más grave de lo normal, si eso era posible.

Él creía que lo estaba rechazando… notó la decepción en sus palabras.

—El agua… debo ir a apagar la cocina para preparar el té —le aclaró.

—No quiero té —indicó el chico, mirando los labios de SeokJin—: te quiero a ti.

Aún así, con pesar, el joven se quitó de encima de SeokJin y dejó que fuera a apagar la cocina. Al dirigirse allí, SeokJin, aparte de apagarla, aprovechó de tomar aire unos segundos y asumir que TaeHyung y él, al igual que NamJoon y YoonGi, o JiMin con JungKook en su momento, estaban pasando por ese mismo estado ensoñador y profundamente sexual.

Era algo que se veía venir pero no pensó que TaeHyung lo enfrentaría tan rápido.

Volvió al living y vio a TaeHyung sentado donde mismo estaba antes, mirándolo intensamente, con la camiseta levantada en un lado de la cadera, mostrando su piel morena, con su cabello exótico totalmente desordenado, y los labios muy rojos.

Y no dijo nada, sino que sólo le dio unas palmaditas a su propio regazo. Estaba invitándolo a sentarse encima de él.

SeokJin, sin siquiera pensarlo demasiado, se acercó y sentó sobre sus piernas fuertes, masculinas. Él había mirado disimuladamente las piernas de TaeHyung antes, eran muy bonitas.

Comenzaron a besarse nuevamente, claro está, SeokJin fundió otra vez sus manos en esa mata suave y revoltosa de pelo, como no, mientras que TaeHyung tocaba sus muslos y después masajeaba su trasero, el muy descarado.

Los besos de TaeHyung eran brutos, lo mordía de vez en cuando y de repente cambiaba el ritmo sin seguir un patrón determinado. Cuando volvió a besar su cuello, de hecho, al contrario de la vez anterior, succionó tan fuerte que a SeokJin le dolió. Luego respiró (o gimió, en realidad) sobre su oreja, mordiendo el lóbulo (que sí, también le dolió) y dijo muy despacio:

—Quiero hacerte el amor.

El cuerpo de SeokJin se tensó. La idea de estar con TaeHyung era tentadora por muy bruto que este fuese. Incluso eso le emocionaba más porque... bueno, quería enseñarle a ser cariñoso.

—No tengo lubricante — recordó.

—No me importa —gruñó TaeHyung ansioso por querer seguir chupando, mordiendo y besando.

Pero SeokJin soltó una risa incómoda y lo tomó de ambas mejillas, haciendo que sus labios hinchados sobresalieran tiernamente. TaeHyung lo miró como si fuera un niño siendo regañado.

—La idea es que ninguno de los dos sufra al hacerlo, pequeño —indicó— iré a comprar lubricante. ¿Me esperas?

TaeHyung asintió costosamente porque SeokJin apretaba sus mejillas muy fuerte… es que también tenía mucha energía acumulada y no se daba cuenta.

SeokJin besó la punta de la nariz de TaeHyung, se levantó y se deshizo de sus manos inquietas, caminó hacia la puerta y dijo:

—Vuelvo enseguida.

Salió de la casa, dejando al chico solo. Partió rápido en su auto, y demoró muy poco en comprar lo que necesitaban. Pero durante todo el camino, deseó que cuando volviera, TaeHyung siguiera en el mismo estado hormonal y no regresara a su típico lado racional. Temía que este hubiera arrancando de la vergüenza o el miedo, pensando que todo lo que le pasaba era una especie de estúpida conspiración en su contra.

Por fortuna cuando llegó, TaeHyung seguía allí, esperándolo impaciente.

💙

Estoy segura de que nadie esperaba esto ( ͡° ͜ʖ ͡°) JAJAJAJA

AZUL #taejinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora