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— Entonces, ¿saldrás con él? — pregunta la pelirroja mientras acomoda su cuaderno en su mochila.

— Aún no le he contestado, le dije que lo pensaría. No quiero parecer desesperado y eso. Aunque seguramente él ya lo tomó como un sí.

— ¿Estás asustado, Alberto?

— Algo, es decir, conozco a Dominic desde hace mucho y tengo miedo de que todo salga mal. De que dejemos de ser amigos si todo esto sale mal, de cagarla en la cita — el castaño hizo una mueca.

— Tengo una idea, Will me invitó a tomar algo. Podría decirle que vayamos ese día y al mismo lugar.

— ¿Cita doble te refieres?

— Oh Dios no. No quiero una cita doble porque Dominic podría avergonzarme, como lo hace cada vez que se le da la oportunidad. No quiero que le cuente a Will de la vez que Emeraude y yo nos caímos de la bicicleta frente a casa de Matthew porque andábamos ebrias.

— Oh joder, lo recuerdo — Alberto comenzó a reír.

— Ni hablar si cuenta de aquella vez que comencé a correr detrás de una rueda gritando "Firulays, no te vayas".

— ¿Sigues sin saber que eso no es verdad? Eso nunca pasó, fueron inventos de él para avergonzarte.

— ¿De verdad? Toda mi vida engañada acerca de las cosas que hago ebria, ¿tú puedes creerlo? en-ga-ña-da.

(...)

— Déjame ver si entendí, ¿tú quieres que yo vaya quince minutos antes al lugar de la cita, me esconda con un diario como hacen los espías y entre en acción si veo que tu cita sale mal?

Dominic asintió rápidamente.

— Más o menos eso.

— Y, ¿por qué yo debería hacerlo? — Emeraude levantó una ceja.

— Porque eres su mejor amiga — interrumpió Matthew acercándose a ellos.

— Te compraré un nuevo póster del Capitán América — Dominic hizo puchero.

— Podría comprarlo yo misma.

— Averigüo dónde vive Chris Evans y acampamos fuera de su casa hasta que salga.

— Hecho — Emeraude estiró su mano para tomar la de Dom y así cerrar el trato —, pero no quiero ir sola.

— Matthew va a acompañarte.

— Que yo ¿qué? — el chico de ojos verdes frunció el ceño.

— Tendremos una cita, Daddario — Em aplaudió fingiendo emoción.

— Me gusta el pene — Matthew dijo serio.

— Sí, a mi también — la pelinegra se encogió de hombros.

Dominic estaba por hablar cuando Harry se unió a ellos.

— ¿Qué hay de nuevo? — hablo Harry mirando a Dom, Emeraude y Matthew. Deteniéndose más de lo usual en el último.

— Nada, ¿saben qué? Me iré, demasiadas vibras gay por aquí — la chica acomodó mejor su mochila en el hombro, dió la vuelta para empezar a caminar como diva alejándose de los chicos.

— Yo no soy gay — le gritó Harry Shum haciendo un alta voz con sus manos.

— Dilo hasta que te lo creas, Shum — Eme le contestó riendo.

Dominic suspiró, sólo rogaba que Emeraude se acuerde y vaya al bar, sabía que la pelinegra lo salvaría si llegase a hacer alguna estupidez. Oh Jesús, no dejes que haga una estupidez.

DESPACITO, domberto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora