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— Des- pa - cito — cantaba en voz baja Dominic mientras guardaba sus útiles en su mochila —, quiero desnudarte a besos despacito.

— ¿Acaso no puedes dejar de cantar un sólo segundo? — se quejó Alberto.

— No te preocupes, ya tengo a quien cantarle despacito ahora. Ya no te molestaré más — el rubio sonrió y salió rápidamente del salón dejando a un castaño mirando confundido la puerta.

— ¿Acaso escuché bien? — susurró para si mismo.

— Creo que sí, amigo — dijo Matthew que seguía copiando las cosas de la pizarra, ya que por estar molestando a Harry no había terminado —. Escuché que se iba a reunir con Sarah en la cafetería que está enfrente de la casa de David.

Alberto suspiró cansado, tomó su mochila y salió.

Matt rió mientras veía como su amigo salía desesperado del lugar, negó divertido y siguió copiando.

DESPACITO, domberto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora