En mayúsculas, con espacios.
La sentí desde el primer segundo, cuando leí su nombre en mi bandeja de mensajes, y joder, jamás olvidaré el cosquilleo que sentí por mi cuerpo.
Es inexplicable pero te pondré en situación;
Imagina que llevas meses fijándote en esa chica que cuando la ves se te para el mundo, imagina que esa chica tiene pareja y tu te mueres por no ser quien le acompaña, y ahora imagina que esa relación se rompe y ella te habla para decirte que le gustas tú. ¿Sientes esa sensación?
Pues eso es lo que sentí yo, sólo que por una chica que no conocía, que estaba a
793km, que jamás habíamos hablado y que jamás había visto.
Una locura ¿verdad?
Y es que sólo dos personas que están conectadas son capaces de saber que va a decir la otra antes de que abra su boca, capaces de sentir todo aún viviendo a 1351 km de distancia, capaces de escribir el mismo mensaje y dar a enviar en el mismo segundo, capaces de encontrar un video de casos misteriosos una por la mañana y que la otra también acabe viendo ese video por la tarde sin haber hablado nada.
Capaces de todo, menos de alejarse, porque cuando lo intentan, hay una fuerza más allá de todo, que las vuelve a unir, pase lo que pase.
Porque
ella y yo
estábamos
destinadas
a
ser.
