23. "Una mentira de verdad, una verdad falsa." (1/2)

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"Las orejas del rey son orejas de burro.
Orejas de burro grandes y peludas.
Orejas de burro que se mueven."
-Mito griego de las orejas de burro del Rey Midas.







SeHun caminaba lentamente por el camino nocturno. Aquí, la noche y la oscuridad eran sinónimos. Cuando desaparecía la luz natural lo único que quedaba era un mundo de oscuridad. Todo se teñía de negro.

A veces, de las barracas que apenas protegía del viento y de la lluvia, pescaba algún halo de luz. Pero esas luces no tardaban mucho en desaparecer, y el frío reinaba entonces sobre la noche, atravesando la oscuridad, el silencio y la ropa de la gente para llegar hasta sus cuerpos.

Hasta las pequeñas nubes de vaho que se le escapan de los labios desaparecían en la oscuridad. Alzó la cara hacia el cielo. Incontables estrellas brillaban en el cielo nocturno.

Seguramente la mañana siguiente sería más fría de lo normal. Y, en el exterior, más gente moriría de frío. Un destino cruel para encontrar bajo un cielo estrellado. Incluso con un cielo tan lleno de estrellas, nadie decía que aquellas noches de invierno eran hermosa, ni que aquella tierra lo era.

SeHun se detuvo y observó la ciudad que brillaba en la distancia. La ciudad de la luz surgía entre la oscuridad, la Ciudad Sagrada de No. 6.

La ciudad entera desprendía un brillo dorado que le recordaba al mito del Rey Midas, el que convertía en oro todo lo que tocaba.

En la fría oscuridad, SeHun sonrió con languidez.

El Rey Midas podía convertirlo todo en oro, pero a cambio no podía llevarse pan o carne a la boca e incluso acabó por convertir a su propia hija en una estatua de oro. Fue entonces cuando se dio cuenta de su avaricia y de su locura y suplicó a los dioses su perdón.

«No.6 ¿qué es lo que vas a hacer? Tú, la ciudad que menosprecia en nuestra oscuridad, y hace brillar sus engaños, ¿te arrodillarás algún día suplicando perdón? Pero no habrá dioses para ser misericordiosos. Envuelta en esa toga durada tuya caerás, arderás y perecerás. Seguiré viviendo hasta que caiga la cortina en tu acto final. Seguiré viviendo y lo veré con mis propios ojos.»

SeHun volvió a envolverse en la capa de superfibra y siguió andando. Un pequeño ratón, uno que LuHan había llamado Hamlet, sacó la cabeza de entre los pliegues de la capa y empezó a hacer ruiditos.

Sí, iba a vivir. Igual que lo había estado haciendo hasta ahora, iba a seguir viviendo aunque tuviese que arrastrarse de rodillas por el suelo. Se escudaría de cualquier peligro, afilaría sus colmillos y garras y seguiría viviendo hasta el momento en el que le clavase los dientes en la garganta y lo despedazase.

Sobreviviría, seguiría viviendo. Lo haría.

SeHun metió la mano en el bolsillo de atrás de los pantalones. Dentro estaba la nota de Karan.

Los del Departamento de Seguridad se han llevado a MinSeok. Ayuda. -K

Aún no se lo había dicho a LuHan. ¿Qué iba a hacer? SeHun estaba indeciso. Era incapaz de tirar la nota, pero tampoco se la daba a LuHan para después darle la espalda diciéndole que no era asunto suyo.

HACIA LAS ESTRELLAS⭐  [HunHan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora