°38°

5.7K 374 3
                                    

    Ya estamos terminando de comer en el lugar donde Demian me trajo, es un restaurante bonito y acogedor que hace que te enamores a solo entrar por la puerta y su comida simplemente es exquisita.

—¿Lista, amor?—. Pregunta  terminando de deber el ultimo sorbo de su copa de vino.

—Ya—Mastico el ultimo trozo de pastel.

—Entonces, andado—Asiento tomando mi bolso. Se pone de pie y viene hasta mí para ayudarme con la silla.

—Gracias—Murmuro para después sentir una de sus manos tomando la mía y entrelazarla.

   Caminamos en dirección a la salida, Demian se despide con un movimiento de cabeza de un hombre que se encuentra parado en la entrada del restaurante.

    Ya en el auto nos preparamos para volver camino a casa.

—Amor—Dice revisando algo en su celular—¿Podemos pasar por la oficina? Me acaban de avisar que algo importante, para dar comienzo a la sucursal, acaba de llegar—. Comprendo perfectamente su trabajo y hasta ahora no tengo ningún problema porque trabe a altas horas de la noche desde casa y menos lo voy a tener ahora.

—No tengo ningún problema, Dem—Sonríe lanzándome una mirada de agradecimiento.

—Veraz que solo será un momento—Arranca el auto en dirección a la empresa.

     Ya llevamos algunos minutos en la carretera y el tráfico es terrible hasta le grité a una mujer por la ventana por el hecho de hacer frenar a Demian rápidamente, me asustó el hecho de poder tener un accidente o algo que nos hiciera daño.

—Tranquila—Demian trata de tranquilizarme—, no puedes alterarte, cariño—Asiento inhalando y exhalando.

—Lo sé—Digo para luego seguir respirando tranquilamente.

—Ya casi llegamos—Anuncia—
Mientras yo me encargo de todo tu puedes descansar en mi despacho. 

—Eso, justamente, haré—. Estaciona en un edificio para nada comparado con el que tiene en Berlin, este es más bajo como de unos veinte pisos, mínimo.

—Sé lo que piensas—Caminamos al interior—, es más pequeño que el de Berlín, pero me ha gustado y la tecnología que estoy utilizando es más, o igual, de avanzada que la de allí—Dice orgulloso.

—Confío en tu criterio, amor.

   Entramos y quedo asombrada por elegante y hermosa que es la recepción.

—Ahora estoy enojada porque no me trajiste antes—Digo. Coloca uno de sus brazos en mi cintura para guiarme hasta un ascensor.

—Lo siento, pero te quería dar una sorpresa y traerte el día de la inauguración—Dice oprimiendo uno de los botones del panel.

—Mm puede que te perdone—Digo seria, para después dejar escapar una sonrisa al sentir sus labios en la parte baja de mi oído.

—Hermosa—Deja un beso húmedo.

—No juegue con fuego, señor Blackforh—Advierto para después pegar mi trasero a su miembro sintiendo como este va despertando.

—¿Ves como mi cuerpo reacciona rápidamente al tuyo? Es como si fuéramos adictos necesitando su droga en cada momento. 

     Lleva sus manos a mi cadera haciendo que me apriete más a su cuerpo, muevo mi trasero en círculos mientras sus manos suben de mis caderas hasta mis senos. Sé que él esta tan excitado como yo pero sabemos que en estos momentos el ascensor no es una buena opción. Me alejo de su cuerpo al escuchar sonar el timbre,  arreglo un poco mi cabello para después salir primero que Demian quedando asombrada, por segunda vez, por la decoración del piso en el que nos encontramos.

Mi Mate, Mi hombre. [EDITANDO] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora