Capítulo 10

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"Abrir los ojos duele, sin embargo, es un dolor necesario.

Mariela Acosta .

La memoria del corazón elimina los malos recuerdos y magnifica los buenos, y gracias a ese artificio, logramos sobrellevar el pasado.

Gabriel García Márquez

***

Salgo del lago con el poco oxígeno que me queda y me acurruco en una esquina.


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Ahora voy a sonreír hasta conseguir mi cometido, sonreiré aunque mi alma este hecha trizas, hasta el último latido de mi corazón.

Voy a mentir descaradamente hasta que acabe con mi vida.
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Me levanto con la poca fuerza que tengo y empiezo a caminar.

Avanzo sin rumbo mientras un eminente viento golpea mi piel causando un incesante escalofrío. La tela se adhiere a mi piel provocando un frío tan intenso que siento que mis huesos se congelan.

Ya está anocheciendo así que apresuro el pasó, pero no recuerdo muy bien el camino debido a que cuando llegué aquí estas ensimismada en mis pensamientos. Giro mi cabeza de un lado a y a otro para ver si recuerdo algo pero, nada. No recuerdo absolutamente nada.

Sigo caminando hasta que veo una carretera,todo esta desierto, no cruzan autos.-debe de ser tarde y yo estoy varada en una carretera muriendo de frío.-Dios, no quiero morir de esta forma. No de una hipotermia.- exclamó en vos baja.

Seria algo despiadado morir de frío en medio de una carretera que no conoces. Si al menos hubiese tenido mi celular, usaría el GPS.

Me acerco un poco mas a la carretera y me abrazo a mi misma.

Pasa un largo rato y nada. No hay señal de nada. Me siento en la acera de la calle y pongo mis codos en mi rodillas y llevo las manos hacía mi cara. Cierro mis ojos y respiro hondo.

Un carro se acerca, entonces levanto mi cabeza para ver un auto negro acercarse y frenar justo frente a mí. Siento un poco de pánico ante el eminente desconocido y mi cuerpo empieza a templar y no de frío necesariamente.

La puerta del copiloto se abre inesperadamente así que decido ponerme en pie. Aparte de que es de noche todo en el auto esta oscuro y es difícil de mirar el rostro de la persona en el auto.

-Sube- Esa voz. Esta es una de esa voz demandante que te eriza la piel con solo escucharla.-Amenos que quieras quedarte aquí y morir de frío con esa ropa.-Dijo encendiendo las luces y dejando ver su rostro.





***



Nota de autora: habrá actualización luego. Se que me querrán matar después de dejarlos en suspenso, pero es que me gusta que se queden con las ganas de seguir leyendo.





















Las esperanzas hechas cenizas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora