''Es tan fácil pedir perdón, pero a la hora de perdonar tus recuerdos te juegan sucio y tu corazón se vuelve frío, convirtiendo todos esos sentimientos en resentimientos.''
Mariela Lisbeth Acosta.
***
Vivimos en un mundo donde dejamos que cualquier cosa afecte nuestras personalidades, donde un eminente dolor comprime nuestro corazón hasta exprimirle la última gota de sentimiento. Dejamos que las cosas que suceden nos causen culpa y los demás se encarga de ayudar sin ningún pudor, para ellos es fácil lastimar a los débiles y luego fingir que lo entienden todo, pero querido amigo ''eso es una hipocresía de parte de todos'' ya que nadie sabe lo que duele hasta que les sucede a sí mismos.
''Lo siento. Entiendo lo que estás pasando.''
Esas no deberían usarse como palabras de consuelo, eso es pura hipocresía. Nadie puede venir a decir que sabe lo que estás sintiendo porque nunca ha tenido que lidiar con una situación a tal grado y si lo ha hecho, te aseguro que no te dirá que lo entiende. No, no lo hará, más te dirá lo que es caer en un abismo profundo y sin fe, que somos una roca que el océano golpea hiriendo tu piel.
Ellos no saben lo que es perder, morir de sed y vivir con un eminente dolor que día a día vive desgarrando tu piel. ''Usted no sabe lo que he sufrido yo.''
Me encuentro en una habitación oscura rodeada de los fantasmas que me atormentan cada noche, esos que se roban mi felicidad sin un poco de piedad, me desgarran como si un rayo se atravesara por mí, destrozando mi piel. La tenue luz que ilumina el minucioso espacio en el que me encuentro mirando en un punto fijo se desvanece como el humo.
Me levanto de la cama y entro al baño con el eminente dolor palpitando en mi cabeza. Me acerco al espejo y observo mi reflejo.
Es como mirar una sombra sin vida.
Intento buscar una chispa de felicidad en mí, pero lo único que encuentro es agonía en mi mirada, mi adolescencia desperdigada y la tonalidad de inmadurez y niñez desapareció de mi rostro sin dejar rastro alguno de emoción. Pero, eso debe cambiar, de ahora en adelante todo eso va a cambiar, si tengo que fingir todas esas emociones o sensaciones, lo haré.
En ese instante escucho mi celular sonar, giro mi rostro en busca de él hasta que lo visualizo. Me acerco y lo tomo, miro la pantalla y veo una llamada de un número desconocido.
- ¿Hola? - Respondo un poco confundida. - ¿Quién me habla?
- Sí, es el gerente del lugar donde viniste a buscar trabajo. Te llamo para informarte que estas contratada. -Dice sorprendiéndome un poco. - Puedes pasar por aquí a las 4:30 pm.
-Sí, claro... ¿Puedo empezar hoy? - Pregunto un poco nerviosa por la emoción que acabo de sentir.
- Claro, te espero, y no llegues tarde. Bueno adiós. - Y cuelga.
En mi día gris acaba de salir el morado del arcoíris. Esto es una metáfora de que Después de todo me acaba de pasar algo bueno ósea, ya se puede ver una chispa de color en mi cielo gris.
Sin más entro, me ducho y me lavo los dientes. Me pongo la ropa interior, unos pantalones desgastados negros, una sudadera negra y unos converse negros. Tomo mi celular y lo entro en mi mochila y bajo las escaleras cautelosamente.
Cuando bajo las escaleras me paralizo por lo que veo. Mi padre está sentado en el comedor con una taza en una mano y el teléfono en la otra. Conecta su mirada con la mía y me sonríe. Es una sonrisa real, me esta sonriendo y siento un nudo en el pecho.
-Buenos días, princesa. -Se levanta y se acerca y me da un abrazo, yo me paralizo ante tal acto.
***
Nota de autora: ¡Hey! Volví chicos, lamento haber tardado tanto para escribir, es que estaba en exámenes y estaba muy estresada y no tenía tiempo. Luego surgió que tenía este capítulo escrito y fui a visitar a mi familia y no llevaba mi laptop y cuando volví estaba averiada, pero ya estoy aquí y prometo recompensarlos por esperar y gracias muchas gracias por leer mi libro.
Los quiero.
Besos Girasoles.
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Las esperanzas hechas cenizas.
RandomPrólogo. Llorando de noche, Viviendo de día. Sufriendo en esta agonía. Ella era el fantasma de la chica que estaba rota. Ella era invisible. Ella está muerta a tal punto que cuando perdió todo, escuchó como los pesados de su corazón se destrozaban y...