Capítulo 14

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''La impotencia que nos consume al saber que nos están lastimando y no poder hacer nada.''


***

Abro un ojo perezosamente al escuchar unos murmullos, entonces me encuentro en mi habitación con las luces encendidas, entonces intento levantarme, pero un inevitable dolor de cabeza y en mi pómulo izquierdo se apodera de mi estabilidad. -Esperen un minuto ¿Dónde está mi madre?
El horror se empieza a adueñar de mi piel, cuando se me erizan los bellos.

-Tú la golpeaste- escucho unos murmullos fuera de la habitación.

-No es cierto fue tu culpa, me gire para golpearte a ti. Es tu culpa.

-Yo entrare primero. - la puerta de mi habitación se abre y cierro los ojos.

Escucho unos pasos acercándose a mí, luego se detienen junto a mi cama.

Siento el roce de una suave mano en mis mejillas y mi piel se eriza, pero guardo la postura, después de varios segundos frotando mi mejilla se detiene y luego empieza a sobar mi cabello. La cama se hunde del lado a mi derecha.

-Lo siento- escucho un murmullo, palabras frías.

Es extraño todo lo que me está pasando, mi vida no ha sido muy interesante que digamos, los únicos momentos de felicidad eran cuando estaba con mi hermana.

La vida de Mckenssy Stone Noa no ha sido muy interesante que digamos, digamos que, si he tenido una relación, pero no salió muy bien, no fue algo del otro mundo. Realmente creo que esa relación no fue una de esas en la que sales lastimado y te desilusionas del amor, en mi caso no fue así.

Vivíamos en Cleveland y allí conocí a Malcom Lynn, jugador de básquetbol en la secundaria. No era el chico que se acostaba con todas y bueno era popular, creo que esa fue una de las causas por la que no encajamos, en fin, duramos 4 meses de noviazgo. Malcom era un muy buen chico, pero éramos polos opuestos.

No discutíamos y yo no me ponía celosa si lo veía con otras chicas ya que confiábamos plenamente en nosotros, pero el problema era que en nuestra relación no existía la atracción y como digo yo.

''La emoción sin atracción es como una flecha sin arco; no puede hacernos daño.''

Y, en resumen, solo sentíamos empatía hacia el otro, así que decidimos darnos la oportunidad de encontrar a alguien más. -O bueno yo decidí que el encontrara a alguien más. – Pero no por eso no haya buscado otra persona para que esté en mi vida, si no por el simple hecho de que no ha habido alguien que me mueva el piso, por así decirlo.

Volviendo al presente. Esas palabras son difíciles de digerir. Ya que solemos pedir disculpa, sin estar arrepentidos, damos las gracias sin estar agradecidos e incluso solemos decir te quiero sin querernos a nosotros mismo.

Vivimos en una monotonía donde es nuestro cerebro quien está controlando nuestras palabras, y no nuestro corazón, yo también lo hago y créanme no me lamento de hacerlo, ya que es una esfera para protegerme de que lleguen a hacerme daño. Y déjenme y les digo que mi corazón ya tiene muchas cicatrices que cada día intento curar, para que vengan otras personas e intenten abrirlas.

Las esperanzas hechas cenizas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora