CAPITULO 2: LA ELEGIDA

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"(...)El caminar es arriesgado

Y si erras estás acabado,

Esto no es un simple juego

Tendrías que haber practicado;

Fallar no es una opción,

Pensar que tu destino es perder hoy (...)"

(En el borde del precipicio)"


Me abrumó una estampida de sentimientos que me volvían loca, esta situación parecía irreal. Mi corazón latía con fuerza, sin hallar una explicación para lo que acababa de suceder.

De pronto sentí un escalofrío recorrer por mi espalda, provocando que saliera del trance. Por instinto me voltee, dudando en cada paso. No dejaba de temblando. Entonces, al dirigir mi mirada hacia la puerta, vi a un especulador allí parado, recordando su rostro. Se trataba del director de esta academia, vistiendo un traje adecuadamente caro.

Me pregunto durante cuánto tiempo me estuvo observando. Sus ojos curiosos se veían reflejados a través de sus diminutos anteojos que caían de su nariz redonda y pequeña.

Si logró ver todo lo transcurrido tal vez piense que soy una clase de wicca o seguidora de alguna loca religión tras pronunciar las palabras anteriores, las cuales todavía no logro comprender si quiera cómo fui capaz de pronunciarlas.

Tan sólo sé que provienen de la biblia, pero no tenía conocimiento absoluto que podían utilizarse para alguna clase de "exorcismo".

Mi mente estaba en blanco, no sabía qué decirle al respecto. Él dio unos pasos hacia el frente, mirándome con expresión seria, hasta que finalmente dijo:

—Sospechaba que pronto llegarías...

— ¡No es lo que piensa!— Le interrumpí, no quería que me acusase de algún acto de brujería o algo similar.

—Estoy totalmente seguro de que eres tú, y ahora que vi aquello no hay duda alguna de esta certeza.

Se aproximó un par de pasos más, y yo retrocedí, chocando contra uno de los sillones desgastados del despacho.

— ¡Esto es un gran malentendido! ¡Por favor, no llame a la policía!

— ¿Por qué habría de hacerlo? Con tu presencia, ya no hay peligros.

Por unos segundos lo vi sonreír, y luego volvió a su expresión seria, rascando su barba blanca y mal cortada a la vez que levantaba una ceja.

— ¿Qué no iba a acusarme de brujería y quemarme viva?

Clandestino luz y sombra. © [CLS #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora