CAPITULO 6: CATEGORIA

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"(...) Lástima que la neblina 

a estorbado tu precisión

Pronto te las pagará,

¡Cuidado!

El tiempo no llega a tu dirección (...)"

(En el borde del precipicio)

Cuando terminamos de limpiar los baños, hicimos lo siguiente en la lista: entrar a la dirección como tendríamos que haber hecho antes.

Al poner un pie en ese lugar me invadieron sentimientos de culpa y ansiedad que nunca antes había experimentado.

La situación era complicada para mí en este lugar, y me sentía entre la espada y la pared. El primer día de clase es un completo caos y terminé en la dirección con personas que apenas conozco, pero que tal vez me agraden; aunque lo peor de todo es que estamos en este lugar por un supuesto malentendido que indicaba ser mi culpa por todas direcciones.

Finalmente los castigados entramos a la dirección. Observé las expresiones de mis compañeros, y por alguna razón Nick no parece preocuparse, por el contrario de Daisy que está a punto de soltar las lágrimas.

Como el director nos había mencionado, el profesor de exorcismo está junto a nosotros dentro de la dirección, sentado en frente con una mirada de severo enfado.

Al aproximarnos hacia él y poder verlo con claridad a los ojos notamos que aquella persona en realidad era alguien muy joven comparado a los demás profesores. Podría afirmar que estaría alrededor de nuestra edad, junto a unos ojos azules que parecían olas. Si no estuviera siempre frunciendo el ceño afirmaría que es realmente atractivo. Lo miramos curiosos.

— ¡Tendrían que tener vergüenza! —Gritó y luego nos miró de pie a cabeza.

Nos volvimos a sorprender por su apariencia y personalidad brusca; pero extrañamente Peter no parece impactarse al igual que nosotros.

—Encima tú, Peter. Tendrías que estar apenado ya que por tu culpa tus compañeros están en dirección.

Mientras continuaba gritando y discutiendo con Peter, los demás nos mantuvimos en silencio, algunos con la vista en el suelo.

—Pero lo que más me desconcierta es ¿Por qué actuaste de esa forma? ¡Aquí adentro no puede entrar ningún espíritu o demonio al menos que lo permitamos!

Tragó saliva y aprovechó para respirar.

— ¿Y por qué te desquitaste con una de tus compañeras si no tenía nada...? —Me miró y noté un cierto brillo en sus ojos —A menos que... —Susurró pero lo alcancé a oír, deseando que nadie más también lo oyera.

Clandestino luz y sombra. © [CLS #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora