CAPITULO 12

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DÍA 11

-¡Inuyasha! – grito mientras corro tras él, creo que esta con los auriculares por lo que no se da vuelta. Tomó impulso cuando estoy cerca de él y me montó en su espalda sorprendiéndolo.

-Kagome... ¿Qué haces aquí? - pregunta al girar su rostro y verme, me bajo de su espalda y lo tomó de los hombros con una sonrisa.

-No me voy a Estados unidos....-

-¿Qué? –

-¡No me voy a Estados Unidos!...me quedó Inu... ¡me quedó aquí contigo! – Inuyasha me abraza y empieza a girar dando vueltas conmigo en brazos. Me susurra lo feliz que se siente por la noticia. Yo también estoy muy feliz.

Hace dos semanas recibimos la noticia de que a mi papá lo ascendieron de puesto en su empresa, estábamos felices pero el puesto ese constituía tener que viajar a Estados Unidos. En ningún momento me opuse, mi papá lucho demasiado para llegar hasta ahí.

Hace unas horas mi papá recibió una llamada, era su jefe...un puesto mayor al que le ofrecieron estaba libre aquí, en dónde vivíamos, mi papá sin dudar acepto y por esa razón nos quedamos ¡Nos quedamos aquí!

-¡Te amo, te amo Kagome! – Inuyasha me bajo y acuno mi rostro en sus manos.

-Te amo Inuyasha- y me besó, tanto él como yo estábamos felices de no alejarnos

°°°

Mi abuelo...mi abuelo acaba de fallecer. Él fue alguien muy importante en mi vida, protagonista de mis primeros pasos, mis primeras palabras, mis sonrisas, mi tristeza. Recuerdo cuando era niña y él me sentaba en su regazo y me empezaba a relatar sus historias, leyendas. Aunque algunas eran exageradas y muy dramáticas yo siempre le prestaba atención con un brillo en mis ojos que según a él le encantaba.

Cuando fui creciendo él aún me relataba sus historias pero yo ya no le llevaba mucha atención, para mí ya eran sólo "historias inventadas por él". Aún recuerdo la alegría de mi abuelo al conocer a Inuyasha y ver que a él le interesaban sus relatos. Cada vez que Inuyasha iba a mi casa era el momento de mi abuelo. Me estoy arrepintiendo de no haber pasado más tiempo junto a él...no puedo retener las lágrimas.

Caigo de rodillas en el piso de mi cuarto, sollozo hipando, estoy perdiendo mi control, no me puedo contener...no puedo, no puedo aceptar su muerte...no.

-Kagome- sigo sollozando sin prestar atención a quien entro – Pequeña...- siento sus manos envolver las mías, levanta mi rostro desde mi mentón y yo lo miro con mis ojos cristalizados.

-Inu...él...él ya no va a estar...ya no – el me abraza y yo lloró aún más.

-Tranquila pequeña- frota mi espalda y me da masajes a mi cabellera, el escuchar el tono de su voz me calmaba. Me separó de él lentamente más calmada a de lo que estaba.

-Tu... ¿cómo te sientes? – preguntó en un hipo, el mira hacia el techo de la habitación y hecho suspiro profundo.

-No tendré más a mi compañero de relatos...también lo voy a extrañar y su ausencia se sentirá – me limpió mis lágrimas de mis mejillas y me sonrió- Pero estoy feliz al saber que ya no estará postrado en la cama del hospital sufriendo. Él estará siempre en nosotros, nos protegerá y hará lo posible para guiarnos por el buen camino. – las palabras de Inuyasha me calmaron, ahora veía el lado positivo de mi abuelo, el ya no sufrirá más- Y lo mejor es que me sé cada uno de sus relatos, así que te seguiré atormentando con ellos- vibro por una risa interna. Miro agradecida y con una pequeña sonrisa a mi novio.

-Gracias Inu-

°°°

Recordaba mientras caminaba en silencio a un lado de Inuyasha, hoy también lo había encontrado en la esquina de mi casa.

-¿Hoy no me dirás una razón?... Me estoy acostumbrando- lo miro en silencio, se rasca su nuca. Miró al frente, ya casi llegamos al colegio. Sonrió y lo miro.

Razón N°11

Te amo porque siempre estuviste a mi lado en las buenas y en las malas.

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