Especial

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Inuyasha


Seis años, seis años han pasado desde la muerte de Kagome, aún me siento culpable, dicen que no es culpa mía, pero yo no lo veo así. Su mamá quedo devastada, su compañera, su mejor amiga, su hija murió. El señor Higurashi que creía que reservaba sus sentimientos, en el último momento, justo unos minutos antes de enterrar el cajón de su hija bajo tierra se ha desmoronado por completo, grito y lloro, gritaba el nombre de Kagome. Sota, se mantuvo aferrado a los brazos de su madre.

Recuerdo esos días funéreos como si hubiera pasado solo hace unos minutos.

FlashBack

Dejo de respirar. El sonido ensordecedor del pitido se escucha en la silenciosa habitación blanca.

-Kagome... ¡Kagome! – miro desesperado a su alrededor, algún botón algo... ¡algo! – Pequeña... por favor no, no, no, no, no – la alzo en mis brazos, pero su cuerpo se ha vuelto pesado y flácido - ¡Por favor no te vayas, no! – que esto sea un puto sueño, que esto sea un puto sueño. –Despierta... por favor – solloce, estaba llorando, mis lágrimas caían en sus mejillas que un tiempo atrás estaban rosadas, pero ahora tenía un odioso color pálido.

-Por favor retírese – varios doctores con batas entran y miran el cuerpo inerte de Kagome en mis brazos, su expresión lo dice todo... ¡Pero me niego a creerlo!

-¡Hagan algo! ¡Tráiganla de vuelta! – enfermeros entraron y el doctor les hizo una seña.

-Retírenlo – fruncí el ceño, no entendí hasta que los enfermeros me agarraron de los brazos intentando sacarme de la habitación.

- ¡No! ¡No, no, yo me quedo! – intente zafarme, pero estos enfermeros más que personas parecían gorilas - ¡Suéltenme! – Los doctores con un resucitador trataban de traer a Kagome de vuelta, una, dos, tres, cuatro, cinco...nada. – Kagome – solloce - ¡Kagome! – la puerta se abre y veo a mi hermano, me mira de reojo y luego mira a la cama, mira a Kagome y a los doctores a su alrededor.

-Carajo – lo oigo mascullar, se acerca a mí y me mira, mis lágrimas no cesan, no dejo de mirar el cuerpo de Kagome y a una maquina en especial, la línea verde que tendría que estar en sic-sac, esta recta, simplemente es una línea –Vamos – Sesshomaru me toma por mis hombros, poniéndose delante de mí.

-Kagome... Kagome – negué con la cabeza repetidas veces, no quería irme, no quería dejar a Kagome, no quiero dejarla.

-Está mejor ahora – cerré mis ojos y las lágrimas acumuladas en mis lagrimales se derramaron. Los enfermeros me soltaron y quede con mi hermano. Me saco de la habitación, afuera estaban sus papás, su mamá lloraba y el señor Higurashi la abrazaba, Sango lloraba en un rincón con Miroku quien la consolaba, mis papas permanecían en silencio cerca de los señores Higurashi.

Abrace a Sesshomaru, y volví a llorar. Fui una mierda con Kagome, con el amor de mi vida.

Fui una mierda al dejarla.

Fui una mierda al decirle que ya no la quería ¡Cuando todo era una mentira!

Fui una mierda al fijarme en alguien más.

Fui una mierda al pensar en mí y no en lo que sentía Kagome.

Soy... soy una mierda.

Amo a Kagome y la amare. ¿Por qué se tuvo que ir? ¿¡Por qué maldición!?

¡El puto mundo es una mierda! Una mierda al igual que yo.

-No quiero que se valla – solloce en el hombro de mi hermano, le agradecía por estar conmigo. – Ella, ella no se merece esto... no se lo merece ¡yo debería de estar en esa maldita cama no ella! – exclame, arrugaba con fuerza la camisa de mi hermano, apretaba mis dientes, con fuerza cerraba mis ojos esperando que fuera una maldita pesadilla.

25 RazonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora