Capítulo 26

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DÍA 25

Un pitido...dos pitidos...tres pitidos...cuatro pitidos...abrí mis ojos pesadamente, lo primero que divise fue...algo blanco. Gire lentamente mi cabeza y había sillas.

Este lugar se me hace familiar-muy familiar-, estoy en un hospital. Tengo una máscara en mi nariz y boca ayudándome a respirar, varias mangueras conectadas a mis dos brazos, hay una manguera con transfusión de sangre, una de suero y varias otras, supongo son para los medicamentos que me inyectan. También tengo cables pegados a mi pecho y la famosa pinza en un dedo de la mano.

Los pitidos que escuchaba eran de estas máquinas.

¿Dónde está Inuyasha? Lo único que recuerdo es que estábamos en la colina y después... todo empeoró, después de decirle mi razón vi todo negro, escuchando mi nombre a los lejos.

Dirijo mi mirada a la puerta y veo que entra una enfermera, está se acerca y me sonríe, yo sólo la sigo con mis ojos. Ella revisa las mangueras y la máquina, hace una mueca, ya sé que no estoy bien.

-Eres tan joven – susurro para ella, pero yo la escuche perfectamente- Llamaré al doctor y a tus familiares – me habla con ese tono maternal, que sinceramente me hace sentir tan bien.

Sale de la habitación y me quedo sola nuevamente.

¿Cuánto me queda de vida? ¿Unos minutos, horas o...segundos? ¿Por qué no siento el mismo dolor que sentí cuando estaba con Inuyasha?...creo que me anestesiaron.

La puerta se habré y veo entrar a mis padres y al doctor que estaba atendiendo mi caso, mi mamá tiene los ojos rojos, hinchados y con ojeras, está sufriendo...y yo no quiero eso.

Mi papá tiene ojeras y se ve más viejo de lo que es. Enserio, ya no quiero que sufran por mi estúpida presencia...

-Con milagro...tal vez su hija logré pasar la noche...pero es muy poco probable- deje de creer en los milagros.

-Ella...ahora ¿Cómo está? – pregunta mi mamá al doctor.

-Le otorgamos un respirador artificial, para calmar su dolor la sedamos, su pulso...es débil- quiero que dejen de hablar de mi como si yo no estuviera aquí, así que hago un movimiento con mi cabeza, al instante tengo a mis padres a mi lado y al doctor en los pieceros de la cama.

-¿Cómo te sientes? – me pregunta el doctor, yo frunzo mi ceño y le levantó una ceja sarcástica, no puedo hablar, tengo un tuvo entre mi garganta – Oh, lo siento – ríe nervioso, el doctor es cómico...eso me agrada – Te quitaremos eso en unos minutos y sólo te quedarás con la máscara – asiento en respuesta – El sedante dejara de hacer efecto...por lo que...después sentirás nuevamente todo el dolor que el cáncer te causa por dentro- vuelvo a asentir, parezco un maldito robot.

°°°

Por lo que escuche de mi mamá, ayer desde las 13:00 de la tarde llevo inconsciente, entonces es un día el que llevo inconsciente ya que me desperté hoy cerca del mediodía. Me contaron como Inuyasha la había llamado alterado cuando me trajeron al hospital, mis padres al recibir la llamada inmediatamente vinieron y entraron para así poder verme.

Él día ayer paso lento, según mi papá, enfermeras entrando a mi habitación cada 5 minutos, cada 2 horas enfermeros y doctores entrando eufóricos por las alarmas en mi pulso, cada 5 horas una enfermera diferente a la otra entraba para cambiarme el suero, la transfusión de sangre e inyectarme calmantes.

Son las cuatros de la tarde, y...aún no puedo moverme con facilidad, lo único que puedo es mover mi cabeza a los lados y solo levantar mi brazo que menos fue inyectado, puedo ver los hematomas de color verde y morados, en mi piel nívea resaltan.

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