Sesshomaru y Rin: Diamante De Sangre

Extrañandolo

La mañana había transcurrido tranquila, Rin no había pronunciado palabra alguna de lo que Kaede le había dicho. No sentía deseos de casarse, no quería hacerlo. Solo sentía amor por una persona, pero ese alguien jamás se fijaría en ella, una simple humana...

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En alguna remota parte del bosque, un demonio poderoso y sus más fieles sirvientes, caminaban tranquilamente. El albino estaba sumido en sus pensamientos, cuando la voz de su sirviente lo hace salir de su ensoñación.

- Amo Sesshomaru...nos falta mucho para llegar a la aldea de la mocosa??

- Si, así que apresurate o te dejare.

- En una semana será el cumpleaños de la mocosa, ya cumple la mayoría de edad. Amo Sesshomaru, usted planea llevarla al palacio??

- No lo sé.

Sesshomaru mantenía esa postura altiva y su mirada fría con su fiel sirviente. Muy pocas veces el albino le contaba al demonio de sus decisiones, el siempre había sido frío, distante, cruel. Pero sin dudas algo en el había cambiado, desde que conoció a la pequeña Rin, su vida dió un giro inesperado. Las palabras del demonio hicieron q Sesshomaru se sumiera en pensamientos...

- Rin cumplirá ya sus 18 años. Se ha convertido en toda una mujer. Pero que rayos estoy pensando, yo el gran Sesshomaru, con una humana?? Patético, además es solo mi protegida.
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Rin había terminado con todas sus tareas en la aldea y casi anochecía, decidió darse un baño en el río que estaba en el bosque, cerca de la aldea.

- No tardes mucho mi niña, ya casi anochece y es peligroso.

- No se preocupe anciana Kaede, no tardaré.

Dicho esto, la joven salió de la cabaña y se encaminó hacia el bosque.
Una vez en el río, la joven se despojo de sus ropas y se metió al agua.

- Valla hoy fue un día largo y agotador... Mi cumpleaños será en una semana y tendré q decidir con quién casarme. Hay no entiendo porque llegar a eso sí así estoy bien. No me casaría con nadie a menos que...(cerro sus ojos) Señor Sesshomaru...lo extraño.

Los días pasaron y el cumpleaños de Rin había llegado, los nervios de la joven eran evidentes, dado a que ella debería comunicarle a su abuela su decisión.