Pesadillas y Confeciones

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Rin y Sesshomaru llevaban un día entero caminando, o mejor dicho la mitad del día, aún así, habían caminado mucho y el cansancio en la morena era evidente. Ya pronto anocheseria, asi que el albino decidió buscar un lugar para pasar la noche, mientras Rin buscaba alimentos para cenar. Era algo extraño ver a Sesshomaru encender una fogata o buscar un lugar para pasar la noche, no porque no supiera, sino porque siempre era Jaken el que hacía eso, pero está vez, el no los acompañaba. El pequeño demonio había quedado en el palacio, controlando que todo estuviera en perfectas condiciones para cuando el peli-plateado llegara.

- Bien amo, aquí están los alimentos que conseguí.

- Bien Rin, cena y ve a dormir, mañana continuaremos con el viaje.

- Usted no cenara amo?(tomando algunas frutas y sentándose cerca de la fogata)

- No Rin, tal vez más tarde.

Sesshomaru camino hasta un árbol y se sentó debajo de este con su habitual postura, cerro sus ojos y recostó su cabeza en el frondoso tronco, preparándose para la oleada de preguntas que se le venían encima.

- Amo Sesshomaru.( Comenzó Rin).

- Dime.( Respondió aún con los ojos cerrados).

- Puedo preguntar algo?

- Que quieres saber?

- Mmm... Porque el señor Jaken no vino?...En su palacio hay muchos demonios?... Tiene jardines con flores y eso?... Qué función cumple el señor Jaken allí?

- Es todo?( Preguntó el demonio abriendo los ojos y arqueando una ceja).

- Si.( Dijo la morena soltando una risita al comprender sarcasmo de su amo).

- Bien, Jaken no vino porque quedo a cargo del palacio, si hay demonios, si hay jardines con flores, si es grande y Jaken es el primer ministro.

- Y que es eso?

- Está a cargo del palacio cuando yo no estoy.

- Claro, entiendo.

- Bien Rin, duérmete, mañana nos iremos temprano.

- Si amo, que descanse. ( Dijo mientras se acomodaba y quedaba dormida).

Era raro ver a Sesshomaru hablar más de cuatro palabras seguidas, pero si quería llegar a algo con Rin, debía dejar esa frialdad de lado, al menos con ella. Ante los demás, seguiría siendo el mismo demonio frío, distante y cruel que siempre.
Miles de preguntas rondaban la mente de Sesshomaru, por ejemplo: Si él le decía a Rin lo que sentía y ella lo rechazaba? Y si le correspondía, cómo podría alargar la vida de la joven? Seamos realistas, Rin envejecerá con el pasar de los años, su cuerpo ya no sería el mismo. Claro está que el albino no amaba a Rin por su físico, si bien, la joven tenía un hermoso cuerpo, no era por eso que había conquistado el corazón de Sesshomaru, sino que por su alma pura y simpatía y la forma en la que ella se preocupaba por él. Existiría algún método para convertir a Rin en un demonio?

La mañana había llegado, Rin y Sesshomaru ya se encontraban en viaje hacia el palacio. La morena había recogido algunas frutas por el camino y las comía durante el viaje.
Así pasaron las horas, Rin preguntaba algo de vez en cuando y Sesshomaru solo contestaba con un "Si", "No" y "Tal vez". Típico de él, no hablar mucho.
La joven estaba encantada de estar a solas con su Señor, sabía que él iba a estar callado la mayor parte del tiempo, pero eso no le importó.
Solo había algo que la inquietaba, o más bien le dolía, y eran sus sentimientos por el demonio. De todas las personas que existían en el mundo, tuvo que enamorarse del demonio más frío y carente de emociones que existía. Había pensado en confesarle sus sentimientos, pero...y si el no los correspondía? Qué tal si la alejaba de su lado, pensó en millones de cosas negativas que pasarían si ella hablaba con él. Rin iba unos pasos más atrás de Sesshomaru...

- Pero y si el amo correspondiera mis sentimientos?( Se preguntó Rin en un susurro). - De lo contrario, no le hubiese echo aquella declaración, pero si no fue así... entonces porque lo hizo?

En ese instante, Sesshomaru detuvo su marcha, Rin levantó la vista viéndolo de espaldas a ella, dándose cuenta que el albino había escuchado todo, en ese momento la joven quería que la tierra se la tragase.
Sesshomaru se giró y camino hacia la morena, hasta quedar cerca de su rostro.

- Lo hice, porque eras una niña tonta y llena de ilusiones. Insolente, acaso creíste que yo, el gran Sesshomaru, me fijaría en una patética humana como tú!!!?( Le gritó el albino).

Rin se despertó de golpe, sentándose y tocando su frente, la cual estaba perlada de gotas de sudor, su corazón latía veloz y su respiración era agitada, esa era la tercera vez en la noche que se despertaba por sus pesadillas. Rin buscó con la vista a su demonio, el cual estaba recostado al mismo árbol que hace unas horas.

- Rin, acércate.( Dijo el albino aún con sus ojos cerrados).

La morena se acercó y se sentó al lado del demonio.

- Dime, que es lo que te incomoda?

- Vera señor.( Dijo la morena abrazando sus piernas). - No sé por dónde comenzar.

- Que te parece por el principio.

- Será mejor que valla al grano... Que significaron aquellas palabras suyas en la tumba de su padre?

Sesshomaru abrió sus ojos y miro a la morena, la cual aún seguía mirando el suelo.

- Eres importante para mí Rin, lo sabes.

- Si lo sé, pero esas palabras fueron...como si usted...no importa, olvídelo.

Rin se levantó, dispuesta a volver a su sitio, pero Sesshomaru la sujetó de su muñeca impidiéndole caminar.

- Dilo.( Exigió él).

- Como si usted estuviera...

- Enamorado de ti?( Concluyó Sesshomaru con esa pregunta).

Continuará...

Sesshomaru y Rin: Diamante De SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora