Capítulo 5

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Me abrieron la puerta.

-¿Dónde estabas? ¡Te he estado llamando toda la mañana!- Exclamó mi madre.
-Mamá... Estaba en casa de Marina, me quedé a dormir con ella.
-¡Que raro, porqué he llamado a su casa y tampoco están!- Se enfadó más.

Mierda.

-Espera, ¿Dije Marina? Quise decir Ana, la chica que vino nueva.- Inventé.
-A tu habitación, ahora.- Hizo señalando la puerta de mi habitación.

Me dirigí a mi habitación, me dormí, pasaron horas, ya era mediodía. Tenía el presentimiento de que se me olvidaba algo. ¿Pero el que?
Mierda.
Mi chaqueta y mi móvil.

-Me lo habré dejado en casa de Hugo.- Lo malo que no sabía dónde vivía exactamente, iba tan rápido con la moto, que ni me fijé en el camino.

Salí fuera sin que mi madre se diera cuenta. Para ver si Hugo se dio cuenta de que me dejé mis cosas en su casa y me las traía.
Esperé media hora, y no venía nadie.
Bueno, desde lejos vi a Federico, que se acercaba a mí. Entonces me acordé de lo que hizo Natasha el día anterior.

-Buenos días.- Me abrazó.- ¿Como has amanecido?
-Con resaca, ¿Y tú?- Contesté.
-Marina no está en su casa, fui a ver en casa de Ana, y Ana me dijo que tampoco la ha visto.
-Estará en alguna casa ajena durmiendo, ya aparecerá.
-¿Si no aparece?- Me preguntó.

Escuché una moto acercándose y supuse que era Hugo, y efectivamente era él.

-¿Laura?- Me llamó.
-Lucía.- Le rectifiqué mientras me reía.
-Ah, bueno, te has dejado tus cosas en mi casa.- Me entregó mi chaqueta y el móvil.- Esto... Podrías darme tu número para hablar, digo, para ser amigos si no te importa.
-Claro, anota.- Le di mi número.

Hugo me sonrió y se despidió.

-Dormiste... ¿En su casa?- Me preguntó Fede.
-Sí.
-Lucía, ¿Lo conoces?
-No.
-A ti se te va la olla, ¿cómo puedes dormir en la casa de un desconocido?
-Fede, iba borracha, nadie estaba con migo, ¿tu estabas con migo? Ah, cierto, estabas con tu novia que tiene mas cuernos que la Maléfica esa.
-¿De que estás hablando?
-Ayer vi, a tu queridísima Natasha besándose con un chico detrás de un árbol.

Federico, suspiró. Dio media vuelta y se marchó enfadado. Yo hice lo mismo.
Me acordé de Martina. La llamé varias veces, no contestaba nadie.
Me volví a mi casa, y mierda.
Me he dejado las llaves.
En ese momento, me sonó un mensaje, era Hugo.

-¿Sales un ratito a dar una vuelta?

¿Para qué voy a volver a casa ahora?
Mejor salgo ahora un ratito, si vuelvo mi madre me va a regañar igual.

-Claro, te espero en mi portal.- Le envié.
-Estaré ahí en quince minutos.- Respondió en menos de cinco segundos.

Y así fue, llegó en menos de un cuarto de hora. Me hizo un gesto con la cabeza para que monte en su moto.

-¿No te irás a caer esta vez, no?- Se giró.

Lo agarré de la cintura con miedo a que me vuelva a caer.

-Arranca.- Dije riéndome.
-Dime, ¿Dónde vamos?
-Tu arranca, yo te guío.

Amor a última vistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora