Capítulo 15

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Salí fuera, lejos de esa casa. Decidí ir a casa de Marina para ver si se encontraba ahí esta vez, era tarde casi de noche.
De camino escuché una pelea, dos hombres, reconocí a uno de ellos. Era Federico y otro hombre que yo no conocía.
Fui corriendo a separar a Federico del otro, mientras que otro hombre intervino separando al otro.

-¡Ya verás! ¡Te voy a matar! ¡A matar! -empezó a gritar el otro desde lejos-.
-¿Estás bien Federico? -pregunté-.

Yo sabía que no estaba bien, tenía varios moretones en la cara, rasguños y entre otras cosas más.
Lo llevé hasta la fuente para que se mojara la cara.

-Hacía mucho que no te veía... -se lleno la cara de agua-.
-Ya... ¿Quieres una tirita? -saqué una de mi bolsillo-.
-Ahm... Bueno... -me dejó ponérsela- Se rumorea que tendrás boda.
-Sí, con Jonathan -murmuré-.
-Te veía más con...
-Ya, ya, bueno -interrumpí antes de que siguiera-, ¿tienes el número de Marina?
-Sí, ¿quieres que la llame?

Asentí con la cabeza. Marcó su número y la llamó.

-¿Sí? -era la voz de Marina-.
-Marina, escúchame por favor.
-¿Lucía? genial... -suspiró-.
-Mira todo esto tiene su explicación...
-Que ni tú ni Jonathan me vais a engañar con vuestras excusas baratas -colgó-.
-Vaya -dijo en voz baja Federico-.

Me abrazó, un abrazo nunca sienta mal. Me tranquilizó.

-¿Te llevo a casa? -me apartó poco a poco de él-.

Me acabó llevando a la casa de los Martínez, la casa de Jonathan, la más conocida de la ciudad. Me despedí de él y entré.
Mi madre, Ana, las sirvientas, la abuela de Jon y mis futuros suegros estaban en el salón, haciendo las cartas de invitación.
Espera... ¿dije "futuros suegros"?
Genial. Lo mejor del mundo.

Subí a mi habitación, estaba cerrada.

-Hoy duermes conmigo -dijo Jonathan con las llaves en la mano-.
-Y una mierda -negué con la cabeza-.
-Nuestros padres pensarán que hay algo extraño -se rió-.
-Está bien, yo en la cama y tu en el suelo -hice una pausa-, mejor en la ventana, a ver si con un poco de suerte te caes.
-Hay un sofá en la habitación, dormiré ahí. No te violaré ni nada parecido.
-¿Y si me abres la habitación y acabamos más rápido?

Me agarró y me llevó hacia la habitación.

-Por cierto -cerró la puerta con las llaves- si te crees que me voy a casar contigo porque me gustas o alguna de estas tonterías, estás equivocada, solo te mentí, yo amo a Marina.
-Entonces, ¿porqué quieres que me case contigo?
-Lucía, a eso ya no te puedo decir -se lanzó a la cama-.
-¡Dímelo! -él negó con la cabeza-. Algún día de estos seré yo la que te mate... -me senté en el sofá-.

Cerré los ojos poco a poco hasta quedarme dormida.
Me levanté y estaba en la cama de Jonathan, pero él estaba en el sofá dormido.
Busqué como loca las llaves para salir.
Me entró la angustia, me estresé y fui a dar golpes en la puerta para que me abrieran.

-¡JODER, DEJADME SALIR! -grité-.
-Me cago... -se despertó Jonathan-.
-¡Abreme la puta puerta!
-Estás tremendamente loca... -buscó las llaves en su traje que ni siquiera se quitó en toda la noche-. Toma pesadilla -me entregó las llaves-.

Salí de la habitación y estaba mi madre en la puerta.

-¿Que ha pasado hija?
-Ehh... No, no es nada mamá. Solo... solo jugábamos.

Acompañé a mi madre a desayunar, donde toda la familia comía.
Me senté con todos ellos.

-Se viene la mejor boda de la ciudad, ¿o no Lucía? -alzó la mirada hacia a mí Anastasia, mi futura suegra-.
-Señorita Lucía, ¿quiere invitar a algún invitado más? -me dio una hoja con todos lo invitados-.

Media ciudad en esa hoja, la mayoría de clase alta, y los otros ex compañeros o conocidos míos y de Jonathan.
Añadidos estaban Hugo y Marina.

-¿Quién... quién ha hecho esta hoja?
-Yo -dijo Ana mientras le servían-. Por cierto, hoy llega la decoración para la boda, será en el patio de adelante.

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⏰ Última actualización: May 20, 2018 ⏰

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