No dormí en toda la noche, por lo que hizo Marina.
Mañana domingo, un día nuevo.-Lucía.- Escuché la voz de mi hermano Raúl.
Así es mi hermano Raúl, se va de fiesta los viernes y no vuelve hasta los lunes o domingos.
-Déjame dormir diez minutos más...- Respondí.
-Mamá nos quiere decir algo.- Me quitó la manta haciendo que me levantara.Finalmente me levanté, dirigiéndome al salón dónde supuse que estaría mi madre.
-¿Que pasa mamá?
-Siéntate. Hoy es el cumpleaños de tu abuela, el año pasado ni la visitasteis, por eso te he llamado Raúl.Raúl puso los ojos en blanco.
-No quiero visitarla, ¿Para esto me has llamado?, dijiste que era importante.
-Raúl, os hecha de menos.
-Pues debió haber pensado en ti.- Respondió.Hace dos años mi madre se peleó con mi abuela, mi madre estaba embarazada, mi abuela la empujó por las escaleras haciendo que el bebé muriera.
Por eso Raúl la odiaba tanto.Raúl salió fuera, tal vez se iba a ver con su novia.
Yo salí, pero iba a por Marina, que lo más seguro ya habría salido del hospital.
Llegué a su casa, piqué en el timbre, me abrió Marina.-Pasa.- Me invitó a entrar.
-Marina, ¿Tu le dijiste a Fede que me gusta?Bajó la vista.
-Lo hice borracha Lucía, le envié notas de voz diciéndoselo, no era consciente de lo que hacía. Perdóname...
-Marina, ya da igual...
-Lucía, perdóname.
-Está bien, ¿Quedamos mañana?
-He quedado con Jonathan.- Hizo una mueca.
-¿Tienes algo con él?
-Bueno... Es algo raro...- Me sonrió.Me despedí de ella, caminé y caminé hasta que de lejos vi una figura que me sonaba.
Que bien, Natasha se dirige a mí.-¿Crees que nos vas a separar cerdita?- Puso una mano sobre mi hombro.
-Eres una zorra Natasha, Fede no te merece.- Retiré su mano.
-Mira, nunca, nunca, nunca te creerá mientras esté con migo.- Me guiñó y se fue.Me dieron ganas de estirarla de los pelos cuando dio media vuelta.
Tendría que haberla grabado mientras hablaba la muy soltada.Me fui a casa de mí abuela, ya que tenía que felicitarla. Entré y encontré la casa llena de notitas y a una mujer con mi abuela.
-Es tu nieta, Lucía.- Dijo la desconocida.
-¡Mi nieta!- Exclamó mi abuela.
-Abuelaaa.- Murmuré mientras sonreía forzada.
-¿Cómo estás princesa?- Dijo mientras se acercaba a mí.
-Bien, ¿y tú?No me respondió, un silencio de un minuto.
-¿Quien eres?- Dijo finalmente mi abuela.
-Es tu nieta, Lucía.- Repitió la mujer.
-Ooh, ¿Hace cuando estás aquí?- Me preguntó.