Cerremos los ojitos

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Que tal si cerramos los ojos e imaginamos un mundo perfecto, un mundo donde todos  seamos niños y podamos correr por los países contagiando la felicidad, un mundo donde no existan celulares ni televisores, donde veamos ojos y no pantallas, donde tengamos emociones y no notificaciones, donde nadie sea excluido y todos juguemos unidos, donde podamos cantar, reír, gritar y correr sin tener miedo de que pasará después, donde el himno mundial sean las risas y la única religión que se predique sea el amor, donde las armas se transformen en cartas, las balas en besos, los golpes en abrazos y las bombas en confeti, donde las lágrimas no sean de dolor o tristeza y que sean de alegría, donde todo sea felicidad y risas, donde no exista pena, tristeza, ni decepción, donde no hayan violadores, asesinos, corruptos y ladrones, donde no haya guerra ni algún conflicto mundial, nacional, internacional o personal, donde una vez al mes se junten los líderes mundiales en una mesa para compartir amor, alguna experiencia agradable y más que alguna palabra de agradecimiento, el difunto Canserbero escribió una canción en la cual nos invitaba a soñar, a seguir nuestros sueños, a querer mucho más allá de lo que podamos tener en un futuro, y a vivir nuestra vida como si fuese un sueño, aprovechando todas las oportunidades posibles para ser felices, no pudo estar más acertado, en una sociedad donde quien desea abrir alas estas son cortadas por opiniones públicas o incluso por personas que dicen ser la ley, en una sociedad donde, aunque no lo queramos, la opinión de cada uno es pocas veces tomada en cuenta, donde los deseos del pueblo son solo escuchados por políticos en sus candidaturas, y cuando estos son ya parte de la administración política hacen oídos sordos y vistas gordas de las realidades anteriormente conocidas, en una sociedad donde ni los niños son libres, y los adultos mayores son restringidos y encarcelados en diferentes establecimientos, podemos borrar todo esto, tan solo respirando profundo y cerrando los ojos, soñando e imaginando un mundo como el ya relatado anteriormente, alejados de todo mal, de toda injusticia y cercanos los unos a los otros, amándonos como simples seres humanos y no por conveniencia, en algunos casos, dejando de lado las diferencias y las restricciones de género, viviendo con paz, tranquilidad, sin preocupaciones, simplemente, viviendo, cuanto quisiera que el mundo pudiera mirarse cerrando sus ojos y abriendo el corazón, guardando más silencio que rencor y conociendo almas antes que cuerpos, cerremos nuestros ojitos un momento.

Escritos Sin DestinosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora