Hola. Mi nombre es Yael. Soy un chico bastante normal, mi peinado no es tan difícil, pues teniendo un cabello lacio y obscuro como el mío no hay mucho de donde sacarle un peinado, mi estatura no pasa de 1.80, gracias a la natación que vengo practicando desde los 6 años he formado un físico lo bastante atractivo para las chicas, que siempre me invitan a sus fiestas de piscina esperando a que me quite la camiseta para que se deleiten con mi físico. Pero bueno antes de comenzar a contarles mi historia de cómo decidí hacerme pasar por Gay y todas las cosas raras y perversas que viví, vamos a empezar por donde comienzan toda la historia.
Por el principio.
Esto comienza en la secundaria. Primero de secundaria para ser exactos. Tercer día de clases, apenas nos estábamos conociendo, ya había hecho varios amigos, Manuel, Daniel, Efrén, mis primeros amigos de la secundaria, a esa edad las niñas ya andan un poco locas con sus hormonas, y andan tras cualquier chico que les empiezan a decir cosas bonitas, o simplemente tiene la belleza de actor de Hollywood.
En fin, aquel día jamás lo olvidaré, me encontraba platicando con mis nuevos amigos, y entonces escuché el grito de una voz que aún resuena en los espacios vacíos de mi cabeza »Oye, amigo, el flaquito, le gustas a mi amiga« esas fueron las palabras que escuché, gire la cabeza y parte del cuerpo para ver a quien se le había ocurrido llamarme "Flaquito" y entonces la vi. Vi a la niña más hermosa de toda mi vida, no, no era a la que estaban señalando, era la que estaba señalando, la gritona, la de los ojos color miel, la piel blanca como chocolate blanco, y unos labios rosas que brillaban con las perlas que se escondían tras ellos, y su pelo, su pelo, ondulado y castaño. Ella era más hermosa que la misma Venus.
Mis ojos, no pudieron apartarse de ella, desde aquel día, no podía dejar de observarla, me encantaba verla caminar, ver los gestos que su rostro hacía en cada situación, escuchar su voz, ver sus ojos, observar como su cabello se balanceaba como un columpio en cada paso que daba.
Tuve la fortuna de que se sentará a lado mío, después de la primera semana de clases, ese sería su lugar del año escolar, a un lado de mí, me atreví a preguntarle su nombre, »Natalia«, dijo sin quitar su hermosa sonrisa del rostro.
Comencé a entablar una relación de amistad con ella, no tardó mucho en agarrarme confianza, por otra parte aquella niña, la que estaba siendo señalada aquel día, había comenzado a mandarme cartas de amor. Trate de excusarme diciendo que mi corazón estaba negro y podrido por el odio y las traiciones amorosas del pasado, en realidad es que yo quería con su amiga.
Pasaron los meses, varias veces intente acercarme a ella de una forma diferente a un amigo, ella decía »Lo siento, yo no me meto con los intereses amorosos de mis amigas« maldecía una y otra vez por qué tenía que gustarle a una de ellas, pero aun así seguía intentando.
Un día, en una de las horas libres en que la maestra de Biología faltaba, un tipo, cuerpo fornido, tez bronceada, su peinado era el típico de chico de revista, y el aroma a desodorante Axe se sentía desde lejos, y su estatura no más de 1.70, entró al salón de clases, camino directo hacía el lugar de Natalia, ella lo miró sonrió y entonces, fusionaron sus labios de tal modo que era casi imposible saber dónde terminaba el rostro de uno y donde comenzaba el del otro, ella lo tomó por el cuello y colocó una de sus manos sobre su pelo, él la tomaba de la cintura y a acariciaba sus caderas, en ese momento una ira indescriptible me invadió, sentía como el corazón se escurría entre mis costillas, mis ojos no podían dejar de ver esa escena, fue tanta la ira que sentí, que la botella de agua que tenía en una de mis manos, terminó explotando por la precisión que le ejercía, el ruido alertó a todo el salón y le robó el grito a algunos, y a ellos los separó e interrumpió su beso apasionado. Yo rápidamente tome asiento en la banca más cercana y trate de pasar desapercibido, finalmente observé como el tipo se retiraba del salón, una de mis compañeras estaba tratando de buscar al dueño de la botella que se encontraba en el suelo con todo el charco de agua a su alrededor, me levanté y salí del salón. Probablemente por la ira que tenía, no me di cuenta que había llegado a la biblioteca de la escuela. Observé la enorme puerta de madera que, se notaba que tenía bastante tiempo ahí, algunos pedazos del decorativo ya se encontraban despintados y agujerados por probablemente la polilla, decidí que sería buena idea entrar a la Biblioteca a leer uno de los libros de Carlos Ruiz Zafón, esos libros que una vez que los comienzas no puedes dejar de leerlos ya que la historia te consume, pensé que sería una buena manera de olvidar todo lo sucedido o al menos calmar eso que sentía. Empuje la enorme puerta de madera, el aire acondicionado de adentro me golpeó el rostro haciendo que cerrará los ojos e hiciera un gesto de placer. Entre y cerré la puerta tratando de hacerla rechinar lo menos posible, la biblioteca se encontraba vacía como de costumbre, solo cuando algún maestro se lanzaba sus proyectos mortíferos de fin de curso, era cuando veías todas las mesas de trabajo de la biblioteca llena de adolescentes, algunos empuñando un libro por vez primera, los únicos que entraban a voluntad propia, o era para leer una novela del área de Literatura Juvenil, o para ir a darse de besos y meterse mano en la parte trasera de los enormes anaqueles llenos de enciclopedias con las hojas amarillas por el tiempo, a un costado de la biblioteca, por el anaquel de las Novelas Juveniles, se encuentra una mesa enorme, que normalmente es usada por los alumnos de la preparatoria que estudian Dibujo Técnico, en aquella mesa observé un peligro inminente, aquella niña, la que me mandaba las cartas se encontraba haciendo un cartel junto con dos amigas más, trate de acercarme sin ser percibido, estaban tan entretenidas que no se dieron cuenta de mi presencia, me puse a pensar sobre si algún profesor dejo un proyecto, pero no era así, no teníamos nada pendiente, me acerqué por atrás de una de ella y eché un vistazo a aquél cartel que yacía sobre la mesa, »¿Quisieras ser Mi Novio?« se leía en el centro del cartel con una letra gruesa y rodeada de corazones, y frases »No sé como pero Te Amo« »Quiero seguir escribiendo mi historia junto contigo« »Contigo yo quiero envejecer...« esas eran unas de las pocas frases que alcance a leer antes de que la compañera que estaba enfrente de mi topara su trasero con mi entrepierna, »Way« exclamó y volteo hacia mí, las demás se voltearon y se me quedaron observando, la niña de las cartas me miró y sin pensarlo dobló el cartel por la mitad y trato de esconderlo.
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Yael/Yael ©
RastgeleAlguna vez se han preguntado ¿Qué pasaría si entro a mi nuevo colegio y miento diciendo que soy Gay? Bueno pues esto es lo que paso por mi mente cuando me hice a quella pregunta. Aquí les narró la historia de un chico de preparatoria quien al no te...