Capítulo 12

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Los eventos de la noche llegan corriendo por mi mente como olas del mar. Lentamente, pero con fuerza y sin piedad por mí o mis sentimientos. Caleb con su ballesta, el doctor Baker enterrando una navaja en su cuello... ojalá el idiota que me hizo esto me hubiera dado una droga más fuerte. Ni siquiera estoy enojada por el hecho de que alguien acaba de drogarme, estaba a punto de arruinar mi plan de una manera gigantesca; solo deseo algo mas fuerte, algo que calle mis pensamientos, especialmente lo que acabo de ver. Con los ojos cerrados, sigo tratando de luchar contra esta maldita droga. Me pica la nariz y es un esfuerzo increíblemente grande tan solo tratar de abrir los ojos. No obstante, escucho una voz. Una voz que maldice una y otra vez. Son murmullos en mis oídos y, aunque lo intento, no puedo reconocer la voz. Me rindo y dejo de luchar. 

Estoy cansada de luchar. 

Las drogas no dejan a una persona inmóvil para siempre y en algún momento los síntomas se tienen que desvanecer. Lo que me asusta es no saber quien pudo haberme hecho esto y por qué.

Caleb no deja a nadie si quiera llamarme por mi nombre de pila, ¿quién se atrevería a drogarme? Tal vez, alguien que no es leal a Caleb. Alguien a quien no le importa lo que Caleb podría hacerle a él o a su familia. ¿Alguien que no tiene nada que perder?

Mis sentidos regresan, varios minutos después y, por fin, puedo sentir el movimiento bajo mi cuerpo. Quien quiera que me haya hecho esto, también intenta llevarme a otro sitio. 

El miedo se apodera de mí. En estos días, miedo es el único sentimiento que me acompaña, noche y día. ''El miedo es el mayor enemigo de la valentía,'' mi madre había dicho una vez, cuando yo era niña e intentaba aprender a manejar la bicicleta, con mucho miedo a caer. Mi madre había sostenido mi asiento, susurrando suavemente en mi oído que no podía ser valiente si tenía miedo porque esos sentimientos eran como el agua y el aceite. Simplemente, no podían ir juntos; recuerdo ese día como si hubiera sido ayer. Me sumerjo en el recuerdo para mantenerme distraída y porque la extraño tanto que me duele tan solo pensar en ella. 

Era una tarde de verano muy soleada, la brisa movía los árboles y mi cabello lacio mientras intentaba pedalear. Dejo de patalear de repente, giro el cuello junto con el cuerpo hasta que encuentro a mi madre detrás de mi. Su rostro lleno de pecas, cabello corto y sus amorosos ojos marrones. Estaba sonriéndome. En ese entonces, no entendí porque había tanto amor en sus ojos. Tal vez, era obvio que mirara a su única hija de esa forma. Pero yo no lo entendía; lo único que sentía en ese momento era miedo y decepción.

¿Por qué no podía simplemente aprender y manejar como los niños alrededor de mi lo hacían? Tal vez no era tan inteligente como ellos. Con ese pensamiento, me bajo de la bicicleta y me lanzo al suelo tal y como lo haría una niña berrinchuda de cinco años. Mi madre viene al rescate y se sienta a mi lado, sin importar que estaba ensuciando sus pantalones blancos. Estaba a punto de preguntarle como podía querer a alguien que no era lo suficientemente inteligente para aprender a manejar una bicicleta, pero me detiene y sonriendo dice: 

—Mi hermosa Karlie, tu eres mi hija. No tienes que esconderte de mi, yo te hice. Se lo que estás pensando y cómo te sientes con solo mirarte. Sé que piensas que no podrás hacerlo o que no eres tan ágil como los otros niños. Se detiene para señalar a una niña usando casco y rodilleras color rosa —. ¿Tienes idea de por qué Emily lleva tanta protección?yo niego con la cabeza, al borde de las lágrimas y ella prosigue —. Emily se ha caído tantas veces intentando manejar, que se ha hecho raspones. Muchos raspones. Al igual que el niño de azul que está un poco más lejos. Todos los niños sienten miedo al intentar manejar la bicicleta por primera vez —. yo bajo la mirada sintiéndome aún más tonta. Pero ella alza mi barbilla con un dedo y besa mi frente —. Nunca te compares a nadie. No compares tu inteligencia, o tus brazos o tus hermosos ojos color gris con la inteligencia o los brazos o los ojos de nadie. De ningún modo. Nunca ha habido alguien exactamente como tú o como ellos y eso está bien. ¿Puedes imaginar lo aburrido que sería el mundo si todos luciéramos o actuáramos de la misma manera? susurra haciéndome cosquillas en el cuello —. Ellos aprendieron con muchos golpes, y tu aprenderás también. Tal vez sin golpes o tal vez con muchos más raspones que Emily. Aprenderás en el momento exacto en el que tengas que hacerlo y yo estaré orgullosa de ti. Sin importar si logras hacerlo hoy o cuando tengas diez años—. Levanto mis pequeños y delgados brazos para ponerlos a su alrededor. El recuerdo me hace sollozar y sonreír mentalmente.

Karlie's nightmare Donde viven las historias. Descúbrelo ahora