Karlie's nightmare

El punto de Caleb

Está mujer es maravillosa...

A veces, la veo y no puedo creer que sea real. Fue creada para mí y nadie más. Lo sé.

Hace segundos se reía de algo que dije y, ahora, estamos jugando con la pasta que me obligó a preparar después de ganar nuestro partido de vóleibol.

Resulta que, mi Karlie es muy buena en ese deporte, algo de lo que no tenía ni idea ya que nunca tuvimos la oportunidad de ser una pareja real como yo siempre lo desee, pero el accidente cambió todo. Algo o alguien me dio una segunda oportunidad y bajo ninguna circunstancia la dejaré deslizarse de entre mis dedos como la última vez.

Casi la perdí, estuvo en coma por poco más de un mes... fueron los peores días de mi vida.

Mi Karlie está sentada en mi regazo mientras comemos y nunca he estado tan feliz. Recuerdo este tipo de felicidad de otras experiencias, pero esta no se encuentra ligada al dinero o al asesinato de alguien. Hacer estas cosas me da satisfacción, mas no felicidad.

Su cabello vuela alrededor con la ayuda de algunos silbidos del viento que se escurre por las ventanas y puertas abiertas de vidrio mientras hecha la cabeza hacia atrás dejando salir una carcajada.

Ahí es cuando la detengo. Necesito hacerlo porque si sigue sonriendo de esa manera, mi pecho va a explotar.

Tomo su pequeña cintura y con un movimiento de mis manos, estamos cara a cara. No puedo dejar de estirarme para hacerle frente a su mejilla y luego hace lo cosa más dulce que cualquiera puede hacer en este escenario: coloca su cabeza sobre la palma de mi mano y la acaricia con los ojos cerrados. Mi Karlie se parece mucho a ella ...

Me pregunto cómo reaccionaría si supiera que tenemos una bebé. ¿Me amaría más? ¿Los recuerdos volverían a ella? No puedo dejar que eso suceda.

Desearía no haber tenido que alejar a la bebé de Karlie, pero en el momento en que vi nacer a Ciana, supe que no podía tenerla cerca de mí.

Mi corazón se ablandó increíblemente rápido al segundo en el que la escuché llorar por primera vez. Joder... casi asesiné al médico por azotar el trasero de mi niña. Ella no lloraba, ambos podíamos verla respirar, pero ella simplemente se negó a llorar, así que él tuvo que golpearla. No me importaba. Esa bebé era una extensión de mí y Karlie. Era perfecta. Ningún daño vendría a ella mientras yo estuviera vivo.

Verla envuelta en esa pequeña manta rosa me suavizó aún más. De repente empecé a imaginar un mundo utópico de mierda. Una vida en la que yo ya no era un procurador, un narcotraficante y un maldito hijo de puta.

Soy uno de los más conocidos del país. Todo el trabajo que he hecho para situarme en la posición de poder que tengo hoy, todos los hombres a los que he tenido que servir y más tarde matar, de repente no significaron nada. No le encontraba sentido a lo que había sido parte de mi vida por poco más de veinte años.

Sabía a ciencia cierta que, si no le hubiera hecho lo que le hice a mi Karlie, si nos hubiéramos encontrado bajo diferentes términos, habría dejado todo para ser un buen padre para Ciana y un buen marido para ella... pero soy Caleb Müller, mis chicas ni siquiera se atreven a mirarme cuando las visito para recolectar mi dinero y para averiguar cómo se han estado comportando. Solo bajan la cabeza en reverencia y miedo, si han sido malas, las castigo y en ciertas ocasiones... me gusta hacerlo.

Eso es lo que soy, soy un rey despiadado y no tengo piedad para nadie. Rompo cosas solo para probar que se pueden despedazar... mi niña no estaba a salvo en mis manos.

Le mentí a Karlie ayer. No estaba fuera del país, solo fui a ver a Ciana... es que ayer cumplió seis meses de nacida y tenía que verla, no obstante, nunca me permito cargarla o incluso tocarla, solo me quedo allí, mirándola jugar en su cuna, chupándose el pulgar y algunas veces dormir.