Capítulo 1.

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Louis miraba algo emocionado desde la ventana. En pocos minutos llegaba su mejor amigo a su casa, así era la costumbre desde que eran unos pequeños de 4 o 5 años.

La emoción nunca cambiaba, siempre parecían los mismos niños de unos 15 años atrás felices de verse.

Cuando el castaño logró divisar la melena rizada de su mejor amigo a unas cuantas casas de distancia, salió de su habitación y bajó las escaleras con dirección a la entrada.

Johanna lo miró con el ceño fruncido, algo divertida por la actitud de su hijo, pero vamos, se veían diariamente en el instituto. Aún así el tiempo no era suficiente, sólo podían verse en el almuerzo y en una clase, sin embargo aquellas situaciones jamás había sido un impedimento para pasar un gran tiempo juntos.

Louis abrió la puerta rápidamente, miró hacia la dirección por donde venían. Un oji-verde notó la expresión de emoción de su mejor amigo y corrió como niño pequeño hasta él.

Anne soltó una risita y aumentó la velocidad de su caminata.

Ambos amigos se abrazaron como si hubieran pasado largos y eternos años sin ver el rostro del otro.

—¡Dejen el drama! ¡Apenas es sábado!—. Indicó Johanna avanzando a la puerta, con una sonrisa divertida esperando a su amiga.

Anne sonrió y abrazó a su amiga, depositando después un beso en su mejilla.

A ambos jóvenes les emocionaba tanto verse, aún siendo mayores tenían muchos gustos y actividades que añoraban hacer juntos, tales como ver alguna película que alguno de los dos quería ver, o jugar uno de los tontos juegos inventados por Louis, o escuchar la nueva canción de su banda favorita o una linda tarde de karaoke, no era secreto que ambos chicos tenían una voz espectacular ¿Y que mejor que en un dueto?

Desde pequeños habían hecho sus intentos de canciones, aunque realmente no tenían idea de lo que escribían, sólo mezclaban cosas que rimaran entre sí, sin importar su significado o si en realidad existían.

Después de que Harry saludó a Jay y Louis a Anne, subieron las escaleras con entusiasmo, pues Louis quería ver una película con su querido amigo.

—¡En un rato los llamo para comer!—. Avisó la madre de Louis.

Ambos chicos le agradecieron estando en la segunda planta. Se dirigieron a la habitación del castaño, la cual había cambiado totalmente conforme los años pasaban, pero algo que nunca había cambiado era la pequeña mesa con retratos y dibujos de ambos chicos.

Harry sonrió con nostálgia mirando los cuadros una y otra vez.

—¿Recuerdas este?— Preguntó señalando una brújula— Yo tengo el barco.

Louis asintió con una sonrisa, dirigió su vista al televisor, buscando en "Netflix" la película que quería ver.

—Tú serás la brújula de mi barco—. Susurró el oji-verde, recordando los viejos tiempos.

Dejó de mirar los cuadros y caminó a la cama del oji-azul, sentándose en esta provocando que se hundiera un poco.

—¿Frozen?—. Preguntó con el ceño fruncido, mirando el dibujo de aquél muñeco de nieve.

—¿Porque no?—. Preguntó del vuelta el moreno.

—Por que la vemos cada vez que vengo a tu casa—. Recordó.

Louis se alzó de hombros y reprodujo la película.

Harry se recostó en la cama junto a su mejor amigo. Siempre le agradaba ese ambiente, el olor de Louis era magnífico, era una deliciosa mezcla de sandía con algo de pepino, al igual que un casi invisible olor a loción masculina de alcohol, realmente prefería su fragancia corporal.

•Llamada de broma• •Larry Stylinson•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora