El rizado despertó gracias al irritable sonido de su alarma. Se talló los ojos con delicadeza y los abrió poco a poco.
Su ceño se frunció, era más temprano de lo que solía despertarse, casi treinta minutos más. ¿Entonces por qué sonó su alarma?
Se estiró con pereza y movió sus pies, removiendo las mantas de su torso desnudo. El sonido de un papel cayendo lo alertó. Se agachó para tomar el papel y volvió a su postura, mirando dudoso aquél sobre azul.
Desdobló suavemente y sacó el contenido, una nota. Una sonrisa se formó al terminar de leerlo, se levantó de golpe y comenzó a deshacerse de sus prendas camino a la ducha.
Tomó una ducha de diez minutos, aprovechando el tiempo de sobra que tenía. Escogió el mejor conjunto, la mejor loción de su colección y el mejor peinado. Sonrió triunfante al espejo, lucía bastante bien, estaba satisfecho.
Bajó de a dos escalones, con una tierna sonrisa. Tomó asiento en el comedor, esperando a Anne quién se encontraba en la cocina. La mujer salió en cuestión de segundos con un sándwich, galletas y un vaso de leche como desayuno, le guiñó el ojo y depositó un dulce beso en su cabeza, dirigiéndose fuera de casa.
Harry no esperó, comenzó a buscar entre las galletas y en efecto, había otra nota. Sus mejillas se tornaron rojizas, guardó la nota en el bolsillo de su pantalón y comenzó su desayuno con gusto.
[...]
El rizado caminaba sonriente hacia su bicicleta, como esperaba, otra nota. Leyó enternecido y como las dos anteriores, la guardó en su bolsillo. La sonrisa en el transcurso nunca se borró de su rostro.
El recorrido le parecía eterno, necesitaba llegar al instituto y verlo. Aunque antes de ello tenía que ir por la última nota en la clase que compartían juntos... Así es, laboratorio.
Al llegar aparcó la bicicleta en su lugar, los nervios comenzaron a apoderarse de su cuerpo, sus manos sudaban, sus piernas temblaban y su estómago cosquilleaba como nunca... ¿Sería por fin el día esperado?
Sus pasos eran torpes, había olvidado donde estaba el estúpido laboratorio. Se detuvo un momento y se enfocó en lo que ahora importaba, no era momento de imaginar, sólo dejarse llevar.
Sin darse cuenta había llegado al laboratorio. Una sonrisa se esbozó en su rostro, tocó un par de veces la puerta, bastaron para que la profesora lo recibiera con una sonrisa, seguida de una señal de silencio.
Harry comprendió, agradeció y se dirigió a la banca que compartía con Louis. Pidió permiso a la joven que ahí se encontraba y tanteó por debajo. Sus dedos sintieron la textura del papel, su sonrisa se amplió y tomó el papel sin duda alguna, agradeció a la profesora y salió del lugar.
Estando fuera sacó todas las notas y las juntó, debía haber un mensaje, debía indicar dónde se encontraba "la sorpresa" que mencionaba la primera nota. Sonrió al darse cuenta que las instrucciones formaban letras.
"FE CA TE RÍA"
Se rascó la nuca confundido, bastaron segundos para que encontrará el sentido correcto y entonces gritó.
—¡CAFETERÍA!.
No esperó más y caminó en dirección a esta. Su rostro comenzaba a doler por la manera en que sonreía, pero la emoción de su corazón no le permitía hacer otra cosa.
Al estar frente a las puertas de la cafetería sus ojos fueron cubiertos por lo que parecía un trozo de seda, era agradablemente suave.
—Yo te voy a guiar—. Susurró una voz en su oído.
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•Llamada de broma• •Larry Stylinson•
FanfictionDónde Louis y Zayn suelen hacer bromas telefonicas a desconocidos, después de un punto se vuelve aburrido y deciden hacerlas a conocidos... El mejor error fue hacer de Harry su víctima número uno, pues no salió como ambos esperaban. ¿Que va a pasar...