Capítulo catorce

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 Algo estaba cosquilleando por mi pecho. Traté de moverme para quitar la sensación que estaba luchando por traerme de mis sueños, pero las cosquillas eran insistentes. No estaba seguro de dónde estaba, ni qué había pasado. Lo único que recordaba, era haber sido disparado por el hermano de Yvonne justo después de decirle mis sentimientos.

 La neblina que cubría mi mente se aclaró y moví mis manos en un intento por despertarme del todo. Sin embargo, algo estaba impidiendo que mis miembros se movieran. Escuché una exclamación excitada y luego alguien comenzó a darme palmadas en mi mejilla.

 Abrí mis ojos para encontrarme unos dorados demasiado cerca de mi rostro, bien podría encontrarme en el infierno para la clase de demonio que estaba inclinada sobre mí. Descubrí que lo que había estado haciéndome cosquillas era el cabello rojo de la mujer y sus palmadas en mi mejilla no se detuvieron incluso aunque se dio cuenta que ya estaba despierto.

 Le gruñí y ella se rió antes de abalanzarse sobre mi pecho en un abrazo. – ¡Sí! ¡Por un segundo pensé que no ibas a ser el mismo! No sabes lo preocupada que ha estado Yvonne por ti.

 Me mecí hacia los lados tratando de hacerla caer de mi pecho, pero ella se aferró como si fuera un enorme mono. La tonta pelirroja ni siquiera se había dado cuenta que allí donde apoyaba su mejilla con tanta tranquilidad, era donde había sido disparado. Gruñí de nuevo y ella se levantó, sonriéndome maliciosamente. –Aunque aún estoy enojada contigo.

 Puse mis ojos en blanco. ¿A mí que me importaba si estaba enojada? Volví a mirarla y la fulminé con la mirada, sintiéndome satisfecho cuando ella se estremeció. Aún así, la sonrisa molesta seguía en su rostro.

 Ella levantó un dedo y apuntó hacia mi cara. –Ya no te ves tan tenebroso, creo que la escocesa te domesticó.

 Gruñí más fuerte y traté de mover mis manos para envolverlas alrededor de su cuello sólo unos minutos, los suficientes para asustarla. Ella se rió entre dientes cuando dirigí mi mirada hacia las cadenas reteniéndome en la cama.

 Fruncí el ceño y Layla suspiró. –Kendrick te encadenó. Aún no sabemos cuáles son tus verdaderas intenciones y él no está muy feliz de descubrir que su pequeña hermanita tiene una relación amorosa contigo. En el segundo en el que descubramos que eres honesto, se te dejará libre.

 Apreté mis labios juntos, sabía de antemano quién iba a ser la persona que me intentara sacar la verdad. Aún no estaba del todo listo para ver el odio en el rostro de Damián.

 Mis ojos cayeron, pero se quedaron colocados en el abdomen de Layla. Ella estaba embarazada, probablemente de más de dos meses tomando en cuenta la curvatura del abdomen y su tamaño. Definitivamente la mujer no había perdido su tiempo con el escocés.

 Ella siguió mi mirada y una enorme sonrisa tocó sus labios mientras llevaba sus manos hacia su abdomen, acariciándolo. Supe, mirando la felicidad en su rostro, que iba a ser una buena mamá. No es como si fuera a confesárselo nunca, ella no necesitaba aumentar más su ego.

 Layla levantó sus ojos para encontrarse con los míos. – ¿Estás incómodo? Puedo pedirle a Damián que afloje un poco tus cadenas, quizás ayudarte a sentarte. Él está en la otra habitación, jugando con Nikolai.

 Eso explicaba por qué oía la risa de un niño. Las pequeñas carcajadas casi me hicieron sonreír, pero logré mantener el control. Sacudí mi cabeza y Layla se inclinó hacia delante de nuevo, acercándose a mi rostro. Traté de alejarme de ella pero la cama no me lo permitía. Ella me sonrió y guiñó uno de sus ojos de oro antes de susurrar, como si estuviera contándome un secreto. –Yo sé que no eres malo Arman. Eres un cabrón, no puedo quitarte eso, pero tú sientes cosas por la hermana de Kendrick.

The secret of my Soul - Holding you tight 03Donde viven las historias. Descúbrelo ahora