Capítulo seis

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 Me estaba ignorando.

 La pequeña escocesa me estaba ignorando. Y tenía todo el derecho a hacerlo.

 Nunca había sido tan difícil para mí el disparar un arma, en realidad era algo que se me daba muy bien. Sin embargo, nunca esperé tener que usarlo con ella. Aún me sentía como un bastardo y no pude dormir en los dos días en los que ella estuvo inconsciente.

Estuve allí, sentado a su lado como un imbécil, sabiendo que era precisamente mi culpa la que le había llevado a estar postrada en esa cama. Su cabello rubio había sido liberado de su gorro y ella estaba usando un delgado abrigo ahora que estábamos dentro de la casa de una tribu cercana, que siempre habían sido realmente amables.

Sus mejillas estaban pálidas, sus ojos completamente cerrados. Había llevado al tigre (el que parecía odiarme ahora, si contábamos todos los mordiscos y arañazos que recibí al intentar alzarlo) y lo había puesto al lado de ella para ver si él era capaz de traerla de la inconsciencia.

Sin embargo, a pesar de que él restregó su húmeda nariz contra la mejilla femenina y se acurrucó junto a ella, los ojos de la rubia siguieron cerrados hasta más de dieciséis horas después. Y cuando los abrió, fue como si un enorme peso hubiera salido de mis hombros.

Nunca vi nada más hermoso que a Yvonne despertándose. No importaba que estuviera pálida o sus labios estuvieran resecos. No importaba que estuviera sudada y manchada de sangre seca.

Por unos momentos, ella fue hermosa para mí.

Pero desde ese día, cuando me había pedido que no la tocara, no había vuelto a dirigirme la palabra. Sé que estaba consciente de mi presencia, porque aunque no quisiera, su cuerpo se tensaba cuando me acercaba, pero parecía dispuesta a no permitirme ver las hermosas joyas esmeraldas de sus ojos.

Y no me importaba. En serio, no me importaba. Simplemente me ponía de mal humor ver cómo Lucian se acercaba a ella. Cómo la cuidaba. No es como si yo quisiera estar en su lugar es sólo que… no me gusta que él esté cerca de ella.

Mi hermano tiene cambios de actitud constantemente. He vivido con él por más de veinte años y aún no logro leerlo completamente. Es como un tiburón, tranquilo en su ambiente pero cuando tiene hambre… ataca a quien sea, no importa si es de su propia familia.

Lucian sabía que estaba cuidando de ella por las noches. Sé que él es consciente de que me escabullo dentro de su habitación cuando sé que está dormida y me encargo de cambiar las toallas húmedas de su frente. Los episodios de fiebre habían ido disminuyendo, pero aún atacaban de vez en cuando. Y yo sabía el momento justo porque ella comenzaba a rodar sobre la cama y el sonido llegaba hasta donde yo estaba durmiendo, justo al otro lado de su habitación.

Incluso le tarareaba suavemente, para vergüenza mía si alguien lograba descubrirlo. Me sentía culpable por el dolor que ella estaba sufriendo. Y esa misma culpabilidad parecía querer atacarme en cada segundo libre que tuviera.

Traté de distraerme ayudando en medio de la tribu, cortando madera para almacenarla o alimentando a los animales. Pero en medio de todas mis actividades, siempre quedaba el pequeño vacío en el fondo que me recordaba exactamente lo que había hecho.

Y odiaba admitirlo, pero me jodía bastante el que no me hablara, como si yo no fuera más que una espora molesta en el aire. Lucian parecía estar divirtiéndose con eso, tratando de fastidiarme todo lo que podía.

Me saqué la camisa por la cabeza y salí a la cocina. Ella estaba allí, la curandera la había llevado para que pudiera dar pequeños pasos y su pierna se acostumbrara de nuevo a caminar. Cuando entré, sentí sus ojos moverse por mi pecho desnudo lentamente pero no se acercaron a mi rostro.

The secret of my Soul - Holding you tight 03Donde viven las historias. Descúbrelo ahora