HUNTER - "Rebirth" [Completa] *Editando*

CAPÍTULO 17

Volví a abrir los ojos y esa maldita había parado. Ahora me miraba a mí.

Me di cuenta que estaba ahora de rodillas, en reflejo al ver que Zoe estaba sufriendo delante de mí.

Se había desmayado del dolor, llena de lágrimas y sangre...

—Tú...maldita zorra.

—No te confundas, humano. Soy un felino. No un can como de las que te juntas. — dijo entre ronroneos y siseos de su cola. Se lamió las uñas, limpiando todo rastro de sangre en ellas, mientras que observaba cada uno de mis movimientos.

Debía de analizar la situación actual.

Todos estábamos heridos. Aunque ella no le diera importancia, también tenía heridas graves.

Estaba pasando bastante tiempo, traté de respirar hondo para relajarme, pero el polvo me lo impedía.

Ella estaba tomando ese tiempo para descansar, antes de matarnos.

Quise sujetar mi brazo para ubicar la gravedad de mi reciente herida, pero mi cuerpo no respondía. Desde el reflejo de un estante de acero, pude ver que Zoe aún no despertaba.

« Bien, puedo hacer esto. Puedo ir hacia ella. »

Inhalé nuevamente el aire sucio y ácido del almacén, ella estaba mirándome.

—Si te mueves, te mato—canturreó de forma alborozada, al momento de ver que hacía el intento de dirigirme hacia Zoe.

Su sonrisa escandalosa, demostraba lo increíblemente feliz que estaba al ver mi apariencia lastimada y patética.

—Una vez que la mate...—ronroneó ella sin emoción, mientras su mirada se dirigía hacia donde Zoe estaba desmayada. —...jugaré contigo un rato.

—No la toques—le gruñí, adolorido. Ella sonrió y dio un paso hacia donde yo estaba.

Quise levantarme otra vez, pero ella caminó lentamente hacia mí. Su cola se movía en ondas rápidas y constantes, mientras se preparaba para atacarme otra vez.

— ¿Aún quieres jugar?— preguntó de forma incrédula, mientras que su mirada se posaba sobre mí, llena de curiosidad y sed de sangre.

Era el fin, lo sabía muy bien.

Pero también era el de ella.

Cerré los ojos por un segundo, y volteé hacia Zoe, quien me miraba aturdida.

—Escapa...— susurré, débil, antes que ese monstruo me levantara del suelo y me tirara hacia la pared de concreto, dejándome inconsciente.

Escuché el grito de Zoe en la lejanía. Un grito de guerra, alaridos y llantos.

Me esforcé por salir de mi subconsciente. Zoe le mordía una de sus patas, cogiendo con sus manos su cola, tirada en el suelo. Mientras que la otra le daba zarpazos en su espalda. Zoe lloraba.

— ¡Déjala!— grité mientras me erguía, sacando fuerzas de donde creí ya no tener.

Activé mi reloj, tenía una idea.