El día era demasiado incómodo y se encontraba más cansado de lo normal. Apenas ni había pasado un día de lo que había vivido, pensando después que había sido ilusiones puesto que KyuHyun aseguraba que había tenido demasiada fiebre encima. Aún así, se susurraba así mismo mientras se hallaba sentado enfrente de aquel espejo.
Tal vez debía de cambiar un poco su actitud. El psicólogo le sugirió hacer más cosas para que su mente se despejará. Tal vez salir de viaje era una buena idea.
Pero tal vez no, no quería que después se terminará sintiendo peor en el lugar a donde iría. Pero regresar lo más pronto posible, era algo feo. Ni siquiera estaba disfrutando de su vida como lo estaba haciendo casi un mes atrás. Y todo por la culpa de KyuHyun. O bueno, no era culpa de este. Sus sueños eran culpables.
Había ignorado el hecho de que HeeChul le dijera que se veía agripado, después mencionó que se sentía mal y este no lo había dejado salir del cuarto, no hasta que esté se fue a la cafetería para poder ver cómo iban las cosas. Sabía lo mucho que el mayor se preocupaba, así que no quería darle problemas.
Pero ahí estaba. Notando cómo aquel chico limpiaba su oreja, y después de poner un desinfectante, metía un hilo rojo en aquel hoyo para evitar que se cerrará.
—Listo, en unos días podrás quitarlo. No uses aretes de mercado, esos son malos.
—No, gracias —murmuró tratando de evitar llevar su mano para tentar el lugar.
Sabía que HeeChul pegaria el grito al cielo. ¿Quién a sus 32 años se haría una perforación en las orejas? Bueno, el.
Había visto esa moda desde que había salido, pero no había podido hacerla consigo mismo porqué vivía con sus padres. Pero ahora estando solo, podría hacer lo que se le pagará la gana. Además, se veía demasiado joven a su edad.
Cuando había entrado a aquel lugar, el chico le pregunto si tenía 24, a lo que el asintió de inmediato. Le daba pena que le vieran raro.
Pero fue todo un éxito. Triunfando como siempre. Pensó mientras se ponía de pie después de pagar y salir algo apresurado para no ver a los chicos que entraban, eran como de 17 a 20 años. Se sentía tan viejo, no quería seguir creciendo, aunque admitía se había puesto aún más apuesto estando más grande. Incluso adoraba ver la reacción de sus ex compañeros cuando se los llegaba a topar en la calle.
¿JongWoon, eres tú? Cómo adoraba esa maldita pregunta en la que afirmaba con todo y orgullo que era él.
Estaba tan perdido en sus pensamientos sobre el ego que ni siquiera se dió cuenta quien venía caminando detrás suyo. No fue hasta que se detuvo, y giró de inmediato al reconocer aquella figura cuando iban pasando enfrente de una tienda, y el reflejo de la ventana le hizo que girara.
KyuHyun soltó las bolsas que llevaba, haciendo que Yesung abriera sus ojos de manera exagerada.
—Perdoname.. —de inmediato se agachó para poder ayudarle.
El castaño negó con lentitud. Agachándose también para tomar sus compras.
Aunque el pelinegro estaba demasiado apenado, su mano terminó poniéndose sobre la del castaño. Ambos levantaron la mirada para verse, y Yesung terminó desviando la mirada para tomar aquella bolsa, y ponerse de pie.
Había sentido una sensación rara de estabilidad emocional, pero también nervioso.
La mano de KyuHyun terminó haciendo que girara a verle, notando cómo apartaba un poco sus cabellos de su oreja. Entonces vió como fruncía el cejo al darse cuenta de lo que se había hecho.
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• Yuanfen; { Kyusung}
Fanfic缘份; Predestinados a estar juntos. Está bien amar y ser amado, pero habrá algo qué siempre impedirá eso, las complicaciones en las relaciones siempre pasarán. Pero el destino ya tiene escrito lo que quiere. Ambos están destinados, a pesar de las reen...