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Apenas llevaba como dos días en aquel lugar, y lo que no soportaba era las quejas de Heechul diciendo que todo apestaba a perro, y así recibía una mala mirada de medio mundo. El único que disimulaba su desagrado, era EunHyuk quién solo cruzaba los brazos.

Podría decirse que aún estaba asimilando las cosas de lo que estaba sucediendo. Pero cuando iba a decir algo del sueño que había tenido, las palabras no salían de su boca.

Era como si le impidieran que dijera algo al respecto y no sabía del porque. Aún así, siempre su mirada iba hasta donde KyuHyun estuviera. Por lo que había oído, este era el Alfa, el líder de la manada desde muchos años antes. Todos ahí eran inmortales, pero obviamente si resultaban heridos, iban a tener consecuencias.

Quería saber más. Más de KyuHyun y su pasado más que nada, por eso ahí se hallaba sentado a lado de este quién peleaba unas papas para preparar la cena. Más bien su cena, porque había sido un poco desagradable ver afuera como comían la carne cruda aún con sangre, según ellos, sabía más deliciosa pero para el era traumante. HeeChul y HyukJae habían ido a buscar su comida, sangre. No entendía porque nunca lo atacaron a él, quizás sí lo adoraban demasiado para controlarse con este.

Se rascó la nuca sin saber muy bien por dónde debía de empezar la conversación para conocer el pasado de ambos. Le daba pena.

—KyuHyun —bueno, ya había hablado, no había vuelta atrás.

—¿Qué pasó?

Seguía moviendo aquel cuchillo con facilidad sobre aquella papa, poniéndolo un poco nervioso, más de lo que estaba.

—Siempre sueño contigo, que eres un príncipe y yo tu guardia. Es algo raro, pero cuando lo sueño se siente tan real, ¿Eso tiene que ver con..?

—Cuando cruzamos miradas por primera vez, eras un guardia nuevo, jamás te había visto —detuvo sus acciones para mirar un punto fijo—, se me hizo raro ver a un humano entre mis filas del reino, pero había algo diferente en tí que no me convencía. Aún así, deje que te quedarás, nunca podía despegar mis ojos de ti, a cada rato estaba atento a lo que hacías.

Hizo un gran esfuerzo por tratar de recordar pero simplemente su mente estaba en blanco, como si jamás lo hubiera vivido en la vida. Pero después de todo lo que había pasado, ya no podía pensar en que le estaban mintiendo.

—Así que decidí hacerte mi mano derecha, pero eras tan irresistible qué no dude en besarte. Un beso demasiado adictivo que cada que podía, lo hacía. Tú eras un guardia, debías de obedecer a tu rey.

—¿Éramos pareja?

—Nunca nos llamamos así, realmente nos amamos pero, tú realmente querías libertad.

—¿Yo? —tragó más saliva, a este pasó se iba a quedar con la boca seca.

—Aún así yo no me quedé con los brazos cruzados, después de la traición a mi reino. Había fingido mi muerte, pero para los demás que la querían. —Dejó aquel cuchillo de lado y ladeó su cuerpo hacia la dirección donde el estaba—, y te busqué, hasta que te encontré. Eras diferente, nada de aquel tímido guardia, te habían cambiado. Y decidiste ir conmigo.

—Supongo qué..

—Fueron tras nosotros, estaban pisando nuestros talones hasta que nos alcanzaron.

Hubo silencio, podía notar que por la expresión del contrario: estaba recordando algo doloroso. Qué le dieron ganas de abrazarlo y decir que eso había pasado.

Pero sus manos no se movieron, siguieron juntas sobre sus muslos.

—Bueno, eso quedó ya hace mucho, estamos en el 2018 —murmuró con inseguridad y mirando hacia otra parte—, no sé cómo habré terminado, pero ahora estoy aquí.

• Yuanfen; { Kyusung} Donde viven las historias. Descúbrelo ahora