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En ese momento sus manos se hallaban atadas detrás de su espalda cuando por fin lo habían liberado. KangIn no podía pensar en otros cosa, más que ese niño había tardado como una semana en la que ocurrieron demasiadas cosas, comprendía que estaban demasiado lejos del imperio Cho como para que llegara tan rápido de un día a otro si lo había mandado casi caminando. Aún así, quería parar con todo.

¿Se estaba revelando contra SiWon? Más bien, queriendo proteger lo que Yesung era. SiWon se estaba saliendo de control por aquella loca obsesión que estaba empleando en el rubio.

Pero ahora todo era demasiado tenso. Yesung se hallaba con la mirada gacha sin alzar la cabeza, SiWon se encontraba a su lado mientras empleaba de su magia para curar todas sus heridas. Todos estaban en silencio, incluso SungMin quien estaba mirando atento a todo lo que estuviera pasando por algún movimiento en falso, por último se había unido ZhouMi quién había regresado de un largo viaje de 3 meses a otro reino.

Recordó los momentos en que todos estaban juntos, incluyendo a HeeChul, EunHyuk y DongHae. Eran como una familia, pero todo eso cambio cuando el aire de rey a SiWon se vino con esté. Quería gobernar todo.

—Pensé que Yesung estaría en el imperio de los Cho.

Dado a que apenas había llegado, ZhouMi era el que estaba más confundido que nada.

—Deberías de guardar silencio, y estar alerta.

La voz de SungMin hizo que girarán a verle, estaba siendo un poco: creído. Tampoco entendía la actitud de este de un momento a otro.

Cuando las heridas de Yesung fueron sanadas por completo, las cadenas fueron las que abandonaron sus muñecas para dejar que sus brazos quedarán libres. Y no es porque fuera exagerado, pero parecía un muñeco de trapo por unos momentos.

Así SiWon terminó poniéndose de pie, sacudiendo un poco sus manos para pararse enfrente del rubio. También esperado una reaccionó en él.

Aunque sabía cuál era, todos mantuvieron la mirada fija en Yesung. Solo fue cuestión de segundos para que esté enderezará su espalda y alzará su rostro para dejar verlo. Su mirada se hallaba demasiado perdida, esa mirada gris pero parecía que el negro estaba por desaparecer por completo para solo dejarlos grises. Sus labios estaban demasiados tensos al igual que todo su rostro, vaya, más bien todo el cuerpo.

Esté tenía la mente perdida, pensando en todo lo que le había sucedido. Aunque para ser verdad, lo único que pasaba era todos aquellos recuerdos que habían surgido a su cabeza, y ninguno era bueno. Todos, absolutamente todos eran malos.

—Yesung, ven conmigo. —SiWon se dió la vuelta para pasar en medio de ellos y salir del cuarto.

Lo impresionante, fue ver cómo el mencionado se ponía de pie de inmediato y terminaba caminando detrás de este como si hubiera sido una marioneta de carne y hueso, con un amo fijo al que debía de obedecerlo siempre.

Yesung lo seguía aún hasta que notó como éste entraba a un cuarto dejando la puerta abierta para el.

Así que cuando entró, cerró la puerta y se quedó parado mientras guiaba su mirada hacia a este. Justo en ese momento sintió como éste se acercaba hasta a el para tomarlo entre sus brazos, era alto, pero sus brazos no se movían. Solo había alzado la mirada para ver aquellos ojos rojos que le miraban con posesión.

—Ahora si vas a ser sólo mío, de nadie más.

Sus labios se unieron a los suyos, esperado que le correspondiera y lo hizo. Pero sus movimientos eran ligeros, movía su boca pero en su mente seguían llegado todas aquellas imágenes.

• Yuanfen; { Kyusung} Donde viven las historias. Descúbrelo ahora