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El sonido de las gotas de lluvia golpeando contra la ventana fue algo que le hizo comenzar a despertar del largo sueño que había tenido. Aunque no uno bueno, estaba recordando lo que había pasado antes de que terminara perdiendo la consciencia.

Pero no estaba demasiado contento, en verdad. Había sido engañado de una manera tan tonta en la que pudieron hacerlo. Así que estaba enojado consigo mismo por su estupidez más que nada, literalmente se había dejado llevar de la manera más fácil, ni siquiera se había dado cuenta de nada por lo que estaba sucediendo en esos momentos.

Se levantó de la cama, más bien se quedó sentado para darse cuenta que no estaban más en el bosque. Al parecer había sido llevado donde SiWon se la había pasado los últimos años.

Alzó la mirada hacia enfrente suyo para ver el espejo que estaba enfrente de la cama. Pudo verse así mismo, su piel se había vuelto un poco más pálida de lo normal, su labio ya no estaba roto pero sus ojos habían vuelto a tomar la tonalidad gris que antes había permanecido en ellos, no eran rojos como el de los demás o incluso rubíes como los de SiWon, eran grises con tonalidades negras y un poco de café que adornaban estos. Pero era lo de menos, el color de su cabello había cambiado. El negro se había ido dejando un blanco que lo hizo tensarse al reconocerse así mismo.

Cómo el Yesung que antes había sido. Ese cruel, pero todavía seguía negándose así mismo como aquel hombre cuando había experimentado otro vida en esta dimensión actual: no, no era ningún psicópata.

Justo cuando intento ponerse de pie para poder irse, su cabeza dolió mucho por lo que se vio obligado a sentarse de nueva cuenta mientras se llevaba sus manos hacia su cabeza. No podía soportarlo, era como si estuvieran tratando de controlar su mente y el no quería que eso sucediera. Estaba poniendo resistencia a eso.

El sonido de la puerta ser abierta, más el sonido que hacían los zapatos contra el suelo, avisaron que alguien había entrado tan pronto lo había oído.

Ni siquiera era necesario mirar de quién se trataba si había reconocido de inmediato aquella presencia más su olor. Podía escuchar la pequeña risita mientras seguía caminando hasta llegar a los pies de la cama. Deteniéndose ahí para mirarle sin decir nada, el silencio se volvió incómodo.

—¿Tienes consciencia de todo?

—No quiero estar aquí —murmuró sin alzar la mirada todavía, sus dedos tomaban un poco de su cabello con algo de fuerza—, ¿Por qué me quieres aquí? No soy el de antes.

—Ellos te metieron ideas en la cabeza. Tú no has cambiado.

Más silencio, no está dispuesto a escuchar pero quería caminar hacia a el en contra de su voluntad, su garganta estaba seca y era obvio que necesitaba de la sangre.

Maldita la hora en que había decidido morder a este, lo odiaba. El quería a KyuHyun.

—No me voy a quedar. Me voy a ir, me voy a ir con KyuHyun..

—Es una lástima que lo maté antes de que llegues a él.

—No lo vas a hacer, no voy a dejar que pongas una mano sobre KyuHyun.

SiWon volvió a caminar, pero esta vez para acercarse hasta donde él estaba. Pasó sus manos hacia sus hombros para hacer que se hiciera para atrás.

Aunque trató de resistirse, terminó haciéndolo. Notando como este se subía a la cama, tomando de sus piernas para abrirlas y poder ponerse entre estás. Tardó un poco en reaccionar porque así sus manos fueron contra este para alejarlo pero a la vez tomaban de su camisa para acercarlo.

No, no, se decía así mismo tratando de controlar aquella sed de sangre. Sentía que si sucedía algo más con este, las cosas iban a cambiar.

No quería volver al pasado donde buscaba a este. Pero no podía hacer nada, porque este ya se hallaba besando de su cuello con tanta desesperación que terminó bajando sus manos para dejar que hiciera lo que quisiera. Al fin de cuenta, no iba a sentir lo mismo que sentía con cierto castaño, al cual quería ver y necesitaba sentir.

• Yuanfen; { Kyusung} Donde viven las historias. Descúbrelo ahora