Amor u odio.

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La alarma comenzó a sonar, señalando que ya eran las seis y era hora de levantarse.

Jaemin frotó sus ojos y se quejó hasta apagar el objeto que continuaba sonando, odiaba levantarse temprano, para cualquier cosa.

En un suspiro tan pesado y los ojos semi abiertos, se dio cuenta de la suave oscuridad que iba alejándose con los pocos rayos solares que comenzaban a colarse por la ventana. Así, Na Jaemin tomó el suficiente valor para ponerse de pie.

Primero tomaría una ducha para despabilarse, eso siempre funcionaba y aunque no se sentía tan ansioso por el primer día en una escuela nueva, sentía cosquillas en el estómago, unos nervios tan fuertes. No era bueno para las amistades nuevas, algo resultaba molesto a la vez.

Su padre seguía dormido, al menos eso pensó ya que no había señales de él por la casa a tan temprana hora, bien tenía en cuenta que dentro de unas horas más, su padre saldría a trabajar.

Perezosamente se metió al baño, encerrándose y desnudándose hasta pisar el cubículo de la ducha, sintiendo una frialdad quemar sus pies con una levedad poco molesta y para su suerte, el agua tibia cayó sobre él, dejando que ésta recorrerá su piel y sus cabellos se formaran en mechones oscuros.

Nana podía tardar pero hoy no era así, al contrario, tenía que apresurarse. No quería llegar tarde a tomar el bus que lo llevaría y no tenía mucha idea de cómo llegar, tampoco quería hacerlo corriendo.

Cuándo por fin el sueño decidió abandonarlo y su baño había terminado, envolvió su cintura con una toalla mientras, con otra secó sus cabellos hasta hacerse en mechones más finos y menos húmedos.

Jaemin volvió a su recámara, encontrándose con un uniforme colgado y de color amarillo.

¿En serio? ¿No podían elegir otro color? Tal vez un azul o negro, gris...— Sus hombros se encogieron tras visualizar el uniforme y aunque no se veía tan mal, no le quedó de otra más que ponérselo, ya que en el reglamento estaba. Quizás con el tiempo se acostumbraría.

Con uniforme, el cabello seco y alborotado, unos zapatos negros, se miró al espejo y para sí mismo, sonrió. Lucía tan guapo, ¿Cómo no? Era Na Jaemin y con suerte, lograría conquistar corazones.

¡Mierda! Voy a llegar tarde.— Exclamó al ver la hora de su celular, metió lo que encontró a la mochila y la colocó en su hombro, saliendo cómo una bala disparada de la habitación escaleras abajo.

El tiempo para el desayuno no alcanzaría, al menos su estómago estaba tranquilo. ¿Qué más daba esperar unas horas para comer en el descanso? Aguantaría y hecho un rayo, corrió a la parada del autobús.

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Cinco y media, Lee Jaeno estaba poniéndose de pie para tomar una ducha tranquilamente. La oscuridad reinaba todavía la casa, por ello, las luces debían ser encendidas a su paso para no tropezar.

Intentó crear el menos ruido posible al moverse de aquí a allá, no quería despertar a su madre, quién seguramente dormía tranquilamente.

Después de una ducha tibia y más despierto, se vistió, colocándose aquél uniforme amarillo de su colegio.

A pesar de tener que levantarse muy temprano para hacer todo con calma y no correr, Jeno tenía una sonrisa en el rostro. Era tan positivo. Todo estaría bien, ¿Por qué preocuparse? Oh sí, los chicos matones, esos que se creían los reyes y con el derecho de molestar a las personas. Todo estaría bien.

Bajó a prepararse el desayuno, unas tostadas con mermelada, un vaso de leche y un poco de fruta. Era lo que su estómago tenía, sólo para aguantar las horas hasta el descanso.

Al concluir su desayuno, preparó un par de sándwiches. A Jeno no le gustaba mucho el desayuno de la cooperativa, prefería llevar algo de casa, creía que era más saludable.

Dándose cuenta que los rayos solares estaban en un punto de atravesar con fuerza los cristales de las ventanas, subió de vuelta a su habitación para lavarse los dientes y, meter lo que faltaba en su mochila.

Tomándola en su hombro, salió cuidadosamente, dirigiéndose a la puerta principal. Su rostro expresó paz, el aire fresco de la mañana lo golpeaba y las calles, tenían movimiento ya. Los autos iban y venían en distintas direcciones.

Una masa amarilla yacía en la parada dónde el bus los recogería. Era lamentable que sus amigos no estuvieran allí, no vivían cerca pero, saber que en unos minutos se encontrarían en el aula, lo reconfortaba.

El transporte escolar había llegado y todos subieron acomodándose en sus asientos. Los murmullos o algunas charlas altas de escuchaban. Jeno se acomodó junto a la ventanilla, nada lo inmutaba ahora y junto a él, un asiento vacío, lugar que su mochila ocupó.

¡Espere, espere!— Se escuchó una voz agitada y unos pasos tan fuertes por los escalones del autobús, llamando la atención de todos.

Los ojos de Jeno se abrieron al encontrarse con él, ¿Irían juntos a la escuela? ¿Era eso algo increíble? Él tragó con dificultad, ¿Por qué? ¿Por qué no podía dejar de ver a Jaemin? Ese cabello alborotado lo hacía lucir tan guapo.

Ehm... Oye, si no te molesta, ¿Puedes quitar tu mochila? Gracias.— Jaemin suspiró, su ceja derecha se alzó ante la mirada penetrante del pelinegro. No sabía si sentirse incómodo o victorioso por llamar la atención de él. Claramente, no sólo la de Jeno, sino que los murmullos de algunas chicas de hacían escuchar, preguntándose quién era el nuevo.

C-claro, lo siento...— Jeno apartó la mochila del asiento inmediatamente, sus mejillas se pusieron coloradas y con velocidad, miró por la ventana.

El pelinegro se sentía avergonzado, exactamente no sabía el por qué, era un simple chico, ¿Entonces por qué los nervios en él?

Con disimulo trató de calmarse, tomando aire una y otra vez. Sólo era un pequeño recorrido, después de ello, se separarían y estaría a salvo en su salón de clases junto con Chenle y RenJun. Todo estaría bien, ¿No es así? Nada qué temer.




















Holaaaaaaa para todos los que leen ésto, espero que les esté gustando. Lamento no actualizar tan pronto cómo quisiera, pero aquí está otro capítulo ♡♡♡

¡Disfrutenlo!

I need you...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora