I need you...

Corazón roto.

—Jeno, vas a llegar tarde a la escuela...— Las finas manos de su madre acariciaron el rostro del pelinegro, tratando de hacer desaparecer todo mechón de su frente para que no estorbara. Estaba preocupada.

Eran las 6:40 y Jeno seguía en cama.

—No voy a ir.— En su lugar, se hizo un ovillo, abrazándose a sí mismo bajo las sábanas.

—¿Por qué? ¿Te sientes mal? ¿Los chicos de la escuela te hicieron ésto? Hijo, dime la verdad...— Para darse a entender a lo que se refería, cuidadosamente rozó su dedo pulgar en la herida del labio inferior de su hijo.

—No, ellos no... Sólo no quiero ir, por favor, mamá.— Jeno la miró, sus ojos reflejaban la tristeza. Su madre suspiró y le dio un beso en la frente.

—Está bien, sólo por hoy. Quédate en casa y descansa, ¿Está bien? Volveré por la tarde, hay mucho trabajo. Te amo.— Jeno sonrió más tranquilo y asintió, observando a su madre salir de la habitación.

Volviendo a acomodarse, sus ojos se cristalizaron y, en un intento de cerrarlos, sus lágrimas escaparon y rodaron hasta desaparecer en la almohada.

Las clases habían comenzado, el salón de clases estaba en silencio, o al menos así estaría si no fuera por la profesora que explicaba un ejercicio. Un lugar estaba vacío y sí, era el de Jeno. JaeMin observó ese asiento solo entre ambos chinos, preguntándose sobre qué había pasado con Jeno, claramente, también tenía la respuesta. Quizás había tenido la culpa.

—¡Llámale, ChenLe, apúrate!—

—¡Ya voy, no me presiones!—

Ambos chinos estaban bajo el árbol en dónde siempre solían estar en el receso. Chenle sostenía el celular entre una de sus manos, el sonido continuo de una llamada se hizo escuchar y por supuesto, esperaban una respuesta. La obtuvieron.

—¿Hola?— La voz perezosa de Jeno se escuchó al otro lado de la línea. Los dos chinos suspiraron aliviados.

—¿Por qué no viniste? ¿Estás bien?—

—Jeno, Jeno, ¡Jeno! ¿Estás bien? ¿Te pasó algo? ¿Por qué faltaste? ¡Jeno!— Ese fue RenJun preocupado, atacando al pelinegro con preguntas, a lo que recibió un codazo de Chenle.

—¡Calla, Renjun! Lo vas a confundir, ¿Jeno? ¿Sigues ahí?— Preguntó Chenle.

—Chicos, estoy bien, no tienen de qué preocuparse, yo sólo... Me sentí mal. Mamá me pidió que reposara.—

—¿Quieres que vayamos a verte? ¿Te llevamos algo?— Nuevamente, Renjun habló preocupado.

—¡No! No, es decir, no, estoy bien. Nos vemos mañana, chicos.—

Jeno cortó la llamada, RenJun y ChenLe se miraron extrañados pero, más tranquilos al saber de su amigo. Lo que no esperaban, era ver a JaeMin acercarse a ellos a pasos lentos.

—Lo siento pero, escuché que hablaron con... ¿Jeno? ¿Por qué no vino?—

—Él está enf...— Chenle iba a hablar, fue interrumpido por un codazo de Renjun.