En Nueva Orleans habita una hermosa monarca portadora de algo especial que atrae sin reparo a un sanguinario vampiro, quien tendrá que elegir en contemplarla como una flor o arrancarla de raíz si desea poseerla.
La emperatriz es una joven apasionada...
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III
Naruto Rosemberguer Nueva Orleans XVIII
He mantenido mi mente ocupada haciendo lo que mejor se hacer, leer. A tal punto que he concluido libros que esperaban por mí desde varios meses antes de viajar hasta aquí, sólo y únicamente para distraer mis pensamientos de aquella mujer que conocí en el balcón del palacete. Desde que la vi por primera vez, con la intención de hacerla mi presa de aquella noche, no he dejado de pensarla; he soñado con la sensación que tendrían mis labios si rosaran esa lechosa piel, a mis manos apretando con fuerza su fina cintura junto con su espalda, y a la calidez que de seguro me ofrece su cercanía. Deseo que me pertenezca, pero de algún modo no quiero que muera, y sé que si la llego a tener cerca no dudaría en obedecer mis instintos y absorber toda su vida en cada gota de su sangre.
《Ay mi joven y bella emperatriz ¿será acaso que eres la viva representación de una rosa? Una hermosa rosa que quiero traer a casa y colocar en un florero mientras muere lentamente, o simplemente dejar que tus raíces sigan creciendo en su zona de confort? ¿Te admiro de lejos o te destruyo haciéndote mía? Pero, en cambio creo que prefiero no pensarte, hacer de cuenta que sólo vives en mis sueños.》
Tengo un libro sobre mis piernas que hace rato he dejado de leer. La luna hoy apenas brilla, las nubes han hecho de las suyas en el cielo, ocultando también todo rastro de alguna estrella. Oigo ruido, algunos lamentos de voces. Sonrió para mi mismo con sarcasmo, estando seguro de que se trata de una de las 'fiestas' que organiza Sasuke, en donde cena a gusto toda la sangre que pueda beber, después de tener sexo con quien él crea conveniente. Intento volver a las líneas de mi lectura, pero los ruidos no cesan, no parecen ser muy placenteros, al contrario, suenan a reclamos, incluso oigo gritar órdenes a Sasuke cómo si hablase, o más bien, diera órdenes a varios de nuestros sirvientes.
- Sasuke ¿Qué has hecho? Es inaceptable ¿Qué excusa pondrás esta vez? ¿eres un demonio? ¿no te mediste? Por dios, son los sirvientes - expresé toda mi molestia al llegar y encontrarme con tal escena.
- No es nada de lo que dices, lees demasiadas fantasías, llenas tu cabeza de ideas y cuentos y han afectado a tu tonta sensibilidad - contesta con desgano mientras limpia sus manos sangrientas con una costosa servilleta de tela.
Ha matado a sangre fría a más de cinco empleados, ha fallado a nuestro acuerdo de no hacer daño a quienes nos sirven. Nos a expuesto a que alguien se entere de nuestra realidad de vampiros.
-Deja de mirarme así - continuó Sasuke al oír mi silencio -Ellos me han extorsionado, todos ellos, los malditos -Rió con ganas y sin arrepentirse de nada - Han vendido hasta aquí con amenazas de decir quienes somos, nos han puesto en peligro y yo nos he salvado ¿entiendes? - dijo esto último con enojo y alzando más el tono de su voz -con esto ya nadie se atreverá a desafiarme.
