Dos

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Leo miraba a la chica frente suyo con cautela, sus rasgos eran tan impresionantemente iguales a los de Ken, que por un corto lapso de tiempo se quedó callado, sin dejar de mirarla. Ya que no solo vestía más que un pantalón corto que le servía de pijama, junto a una blusita de tirantes que dejaba en claro que no traía sujetador debajo de ella, sino que sus acciones y la forma en la que hablaba le dejaron en claro que la persona frente a él no era otra más que su ahora esposo, solo que extrañamente convertido en mujer.

— Deja de mirarme así, si ya sabes perfectamente de qué te estoy hablando — demandó con algo de molestia esta vez.

— Lo siento yo... — comenzó diciendo Leo hasta que se percató del tono de su voz, y entonces agregó con algo de seguridad — claro que tengo algo preparado para festejar tu cumpleaños. Además, que ya olvidaste que la razón número uno de casarnos en estas fechas fue por eso.

— ¿En serio? Creí que era porque te habían movido los días de vacaciones — respondió la castaña retomando su anterior alegría.

— No, yo lo planeé así para poder estar contigo sin interrupciones... Pero ahora, en serio debo ir al baño.

Janie se hizo a un lado mientras observaba como su Lía caminaba hacia el baño de su lujosa habitación.

Leo cerró la puerta para impedir que la castaña afuera de la habitación entrara, entonces al verse frente al espejo entró en pánico.

— ¡Ahhhh! — gritó tan fuerte como sus pulmones se lo permitieron.

— ¡Lía! ¿Mi amor que sucede? ¿Te encuentras bien? Déjame entrar...




* * *




Colapsar dentro de un baño de hotel era el menor de los problemas de Leo, recordaba vagamente el extraño sueño que Jae Hwan le había contado, y aunque al principio solo pensó que este estaba bromeando, el despertar siendo una chica definitivamente no estaba en sus planes.

Durante el almuerzo Janie no le quitó la mirada de encima y cada dos por tres levantaba el rostro para verlo o mejor dicho verla con curiosidad.

— ¿Ya vas a contarme qué fue lo que te pasó? ¿Por qué gritaste de esa manera en el baño? — preguntó.

— No.

— Lía, entiendo que quieras tu espacio y eso, pero ahora estamos casadas y se supone que debemos compartirlo todo, absolutamente todo. Y yo no te puedo ayudar si tú no me dices. Me preocupas.

— Ya te dije que no es nada, grité porque vi... ¡Un bicho! Eso, era un bicho en la ventana, eso es todo.

— ¿Segura? — Janie dijo sin creerle realmente.

— Que sí, ya no insistas.

— Bien, entonces ¿ya vas a decirme cuál es mi sorpresa?

Y ahí estaba de nuevo esa pregunta. Leo, claro que había preparado algo romántico para su Kendy, pero dado las nuevas circunstancias en las que se encontraban, lo único que tenía en mente era averiguar la forma para volver a ser el de antes; porque dentro del baño había intentado de todo para "despertarse", sintiéndose desilusionado cuando nada funcionó.

Rosas [KEO] 02Donde viven las historias. Descúbrelo ahora