Su luna de miel estaba a punto de finalizar, apenas y les quedaban un par de días más en Hawái. Y por ese motivo decidieron recorrer todo cuando estuviera a su alcance. Leo había aceptado su destino, quizás demasiado rápido para su conciencia, pero es que el hecho de ver a Janie llorar, había ablandado su corazón haciéndolo reaccionar. Su objetivo principal desde un inicio había sido hacer muy feliz a Ken y no dejarle un horrible recuerdo de su luna de miel.
Un sonido enfático hizo rabiar a Lía, había recordado haberles dicho a sus familiares y amigos, que durante esas dos semanas se olvidarán de su existencia. Pero ahí estaba el sonido insiste y chillante de su celular resonando en algún lugar de la habitación a las 3 de la mañana ¿O era el de Janie?
En las sonoras voces de Red Velvet cantando Red Flavor, finalmente Janie respondió su celular.
— ¿Hola?... ¿Hani? Si, dormidas... No está bien ¿Qué sucede?... — dijo Janie primero en susurros para evitar despertar a Lía, para después gritar — ¡¿QUÉ?! ¡¿Estás segura?!... No, no te preocupes yo se lo digo... Y Hani, felicidades.
Janie colgó la llamada con su cuñada y moviendo a Lía terminó de despertarla.
— Lía, Lía, Lía...
— ¡¿Qué?! ¡¿Qué?! ¡¿Qué?! Janie son las tres de la mañana, déjame dormir — dijo más que molesta tapándose aún más con las sábanas.
— Pero esto es importante, Hani tu hermana, está embarazada.
— ¡¿Qué?!
* * *
Un año había transcurrido desde que Leo había entregado a su hermana menor ante el altar. Y ese fue justo el tiempo que él, junto a Ken, comenzaron a organizar lo de su boda, olvidándose de todo y todos para enfocarse en su relación.
El pecho de Leo se estrujó, causándole un extraño sentimiento. Su hermanita, su pequeña Hani, estaba embarazada. Aunque para Taek Woon, no importaba cuántos años ella tuviera, o cuanto en su vida avanzara, Hani siempre sería su hermanita.
No es que Leo se sintiera decepcionado de escuchar aquella noticia, al contrario, se sentía muy feliz de poder ver que su pequeña hermana estaba madurando, echando raíces. Demostrándole que la vida está llena de pequeñas metas, que al ser cumplidas hacen la vida más reconfortante y feliz a quienes las realizan. No obstante, lo único que lo perturbaba un poco era sentir desplazado. Ciertamente él, les había prohibido que lo molestaran, pero nunca imaginó que una noticia como aquella la fuera a recibir de parte de su ahora esposa y no por su propia hermana.
Sin embargo, al despertar y salir de la cama con una mentalidad más clara, cuando el día estaba comenzando y después de corroborar que el horario fuera el adecuado, fue el mismo Leo quien llamó a Hani. Demorándose cerca de una hora en la video llamada, Leo pudo ver la felicidad reflejada en los ojos de su hermana, así como el nerviosismo y el miedo a lo desconocido por atravesar esa nueva etapa de su vida.
—... Sí, se lo diré... Adiós.
Diciendo esa escueta frase colgó e ingresó de nuevo a la habitación — después de estar en la terraza —, pero se detuvo a medio camino al ver bailar a Janie en ropa interior mientras escogía que ponerse. Esa simple acción la hizo recordar viejos tiempos, y replantearse si el casarse con Ken había sido una buena idea.
La respuesta era simplemente "sí". Pero él parecía no darse cuenta de lo obvio que era...
Pasar de un rostro blanco a uno totalmente rojo de la vergüenza, parecía ser la actividad favorita de Leo, aunque esa no fuera su intención. Tan solo había dejado al castaño por un par de minutos, tiempo en el cual se había levantado de su lugar para dirigirse hasta el mostrador donde le entregarían su pedido.
No obstante, al regresar con la bandeja de comida sostenida por ambas manos, el castaño de abultados labios bailaba sin pudor alguno, justo en medio de la cafetería debido a la música de ambientación del lugar, por donde sonaba una canción muy pegadiza que se había convertido en su favorita.
— ¿Qué estás haciendo? — preguntó Leo horrorizado por lo obvio.
— ¿Qué no ves?, estoy bailando.
— ¡Jae Hwan!
— ¿Qué? — dijo el mencionado moviéndose alrededor de su novio mientras movía sus hombros, provocando que la mirada de los otros clientes presentes se posara sobre ellos.
— El baile ni siquiera es así — susurró, pero Ken alcanzó a escucharlo.
— ¿Y eso qué?... Oh, vamos Leo, divierte un poco. Además, el pasar mi examen final es suficiente pretexto para festejar...
Tan pronto ese recuerdo llegó a su mente, el sentimiento de algo expandiéndose en su interior lo hizo sonreír abiertamente. Janie dió un giro paralizándose a medio movimiento al notar a Lía observarla. Podría tener años de conocerla, pero la castaña debía admitir que Lía aún la llegaba a poner nerviosa, especialmente cuando la miraba tan fijamente como en ese momento.
— ¿Hablaste con Hani? — preguntó algo cohibida, pasando finalmente una sencilla camiseta sobre sus hombros, cubriéndose.
— Si, lo hice, te manda saludos, por cierto.
— ¿Entonces lo harás?
Lía soltó un bufido al recordar el pedido de su hermana.
— De acuerdo, pero más te vale no excederte — soltó a sabiendas que posiblemente él sufriría las consecuencias.
— ¡Sí!
* * *
Nuevamente regresaron a la zona comercial, el objetivo: buscar todo lo necesario para el Baby Shower de Hani.
— Todavía no entiendo porque estamos haciendo esto, si se supone que esto lo hacen casi al final del embarazo, no al inicio — Lía se quejó.
— Es cierto, pero recuerda que todo lo que compremos hoy lo enviaremos por paquetería, así que seguramente para cuándo llegue a Corea el embarazo de Hani ya estará avanzado. Además, también podemos ver algunas cosas para nosotras, te imaginas si alguna de nosotras quedara embarazada... Tal vez podemos utilizar el método de la fecundación in vitro...
Si Janie dijo algo más después de eso Lía no se enteró, en su mente solo se reproducía una y otra vez las palabras: «te imaginas si alguna de nosotras quedara embarazada». El terror había cruzado su rostro al voltear a ver a Janie, quien parecía más que encantada con la idea, escogiendo ropa de bebé en diferentes colores.
Su humor no mejoró por el resto del día, especialmente al darse cuenta de lo cariñosa que había estado la castaña, abrazándola, tocándola, repartiendo besos y caricias por todas partes sin importarle la mirada inquisidora, que más de un transeúnte les dedicó, dejándole muy claro sus intenciones de mantener relaciones sexuales con ella.
— ¿No crees que ya es el momento para estrenar mi regalo de cumpleaños? — comentó de la nada Janie una vez que estuvieron de regreso en el hotel.
«¿Y ahora qué voy a hacer? Si yo nunca he tenido sexo con una mujer...»
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Rosas [KEO] 02
FanfictionSegunda parte de Pétalos. ******************* Me inspira tu sonrisa, La que en tu cara reposa. Me inspira escribirte, Me inspira mirarte. Me inspira cuando dices, No puedo dejarte de amarte...