Sangre amarga | Diabolik Lovers | Clan Komori

|||Jardín del Edén|||

Título: Sangre amarga

Sumary: Una nueva novia llega a la mansión Sakamaki luego de un largo periodo sin sacrificios como reemplazo de la anterior. Yui sigue viva y ha llegado el momento de elegir sólo a uno para convertirse en Adán.

Advertencias: Ooc, FC (Fan Character), Drama, Lenguaje adulto, Situaciones para adultos.

Cantidad de palabras: 1,482/Cortesía de Magic Word en complot con Microsoft para hacernos creer que de verdad hay esa cantidad de palabras en el capítulo.

Disclaimer: Diabolik Lovers no me pertenece, es de Reject. Sigo negociando los derechos de la Yui y del Carlitos, pero nomás no ceden xD

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Jardín del Edén

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—Si lo que dices es verdad...entonces déjame salir de aquí.

Rui apenas pudo continuar después de decir aquella frase. Sin darse cuenta, sus manos empezaron a temblar ligeramente, estaba nerviosa, aquel imbatible deseo de mirarla y enfrentar su rostro se había esfumado junto a su voz, perdidos en vano. La incertidumbre comenzaba a atormentarla sin saber el motivo, desvalida repentinamente por nada.

Era extraño que se comportara de un momento a otro tan dócil con una mujer que consideraba una especie de enemigo íntimo, Yui, a pesar de todos sus obvios rechazos, parecía estar dispuesta a cruzar límites insospechados por cumplir con una función maternal que detestaba con toda su alma y que siempre había tenido claro que no toleraba, pero de pronto se sentía tan débil frente a la pequeña rubia que no era capaz ni de mirarla.

¿Ese era su poder? ¿Es que acaso Yui no era humana...?

La simple idea de que ella entendiera de que no era de su agrado traía dolor a su pecho, y sin embargo, aquella incertidumbre de querer saber que pensaba ella la asaltaba, obligándola a serenarse. Rápidamente escondió las manos debajo de la sábanas que al cubrían en aquella frondosa cama y le enfrentó, dispuesta a averiguar lo que la había hecho reaccionar tan vergonzosamente, encontrándose con el tierno rostro que la miraba como si la adorara con la mirada.

Fue tan difícil el no sonrojarse, que a cambio el calor subió por todo su cuerpo y la hizo desestabilizarse de nuevo. ¿Por qué era capaz de repeler todos sus ataques verbales con unos simples gestos? A pesar de todo, no podía olvidar lo aferrados que estaban a ella esas bestias sedientas de sangre, obsesionados a un punto que sería imposible de describir.

Ellos, unos vampiros sádicos en los que era fácil de adivinar lo acostumbrados que estaban a matar, que odiaban con toda su alma y que llevaban el rencor como una motivación para seguir adelante la querían para sí mismos. Aquella burda escena familiar al momento de su llegada se lo había dicho.

¿Qué es lo que había detrás de Yui en verdad?

Lo único que había buscado era molestarla por decir tonterías que no era capaz de cumplir y ahora...

—Aún si es peligroso... —continúo Rui, tratando de afianzar su voz para que dejara de sonar inestable. No era normal que se sintiera tan abrumada, y si resultaba ser por causa de la rubia, necesitaba dejárselo en claro. —Aún si tú tienes que arriesgar tu vida...—expresó con cierto rencor, dejando que sus emociones fluyeran de nuevo, tratando inútilmente de hacerla sentir incómoda, más sin embargo ella no parecía reaccionar de otra forma que no fuera mirarla con tanto cariño que empezaba a temer por su propia cordura.