Capítulo seis

419 55 14
                                    

Giro su cuerpo con violencia y le choco contra la pared bruscamente. Escucho ligeros gruñidos procedentes de sus labios y me limito a azotarle con fuerza, percibiendo un gemido.

Mis ojos castaños se tiñen de color morado, y vuelvo a chocar con fuerza al chico contra la pared.

Escucho unos quejidos esta vez. Siento una mano sobre mi hombro y me giro, encontrando en un rostro desconocido una mueca de confusión.

- Oye, vas a matarlo. - Su voz es suave, algo insegura.

- Idiota, no estoy pegándole.

- ¿Y qué haces entonces? - Miro al chico que tengo contra la pared. Sus ojos ya no reflejan ese color dorado.

- Nada... No hago nada. - Siento que el violeta de mis ojos desaparece. Suelto al chico y salgo apresuradamente del baño.

Por un momento he perdido el control. Aprieto mis cabellos entre mis dedos con frustración mientras camino hacia el aula.

¿Qué me ha pasado? He sentido algo distinto con ese chico. Algo es diferente en él, y pienso averiguar qué es.

💣

Me encontraba en el bar, como siempre en lo que llevo de vida humana, atendiendo la barra. Extrañamente no recordaba nada del día anterior. Todo estaba borroso, y yo no había bebido. Solo recordaba haber visto el rostro serio de Belial, y esta mañana he limpiado un extraño polvo dorado del suelo.

Veo pasar al chico que trabaja conmigo, casi tan confundido como yo. Se acerca con un movimiento de caderas que me haría enloquecer si no tuviese autocontrol, y empieza a hablar con voz tranquila y segura, como si de pronto solo pudiese mantener mi atención en él, y extrañamente es lo único que puedo hacer. Tiene un atractivo de otro mundo.

- Escucha... Creo que eres tan consciente como yo de que algo extraño pasó ayer. - Asentí levemente con la cabeza y dejé que continuase hablando. - Lo que limpiamos esta mañana, y el borrón que tapa mis recuerdos parecen estar relacionados, pero no encuentro relación posible. ¿Qué es exactamente lo que recuerdas?

Me veo forzado a aclarar mi garganta y bajo mi mirada ante el increíblemente intimidante atractivo del hombre. - Bueno, yo solo recuerdo haber visto a Belial ayer. Sé que habían más personas, pero no las recuerdo.

- ¿Belial? - Su rostro no reflejaba nada, pero me di cuenta de que la había cagado. Mierda, soy un demonio y se supone que nadie debería saberlo. Joder. - Creo que empiezo a entender. - Esas palabras me producen confusión, y él lo nota cuando me quedo mirándole. Se inclina hacia mí, reduciendo peligrosamente la distancia entre nosotros. - Ahora sé lo que eres. Ahora todo tiene sentido. - Siento un objeto filoso rajar la espalda de mi camisa y rozar la piel de mi propia espalda. - Ahora debería matarte... ¿Sabes lo que tengo en la mano, Amon? Es plata. Con un corte de apenas unos centímetros, puedo hacer que tu cuerpo se desintegre.

Mi cuerpo se tensa de golpe. - Oye, oye, Jin... - Él me interrumpe.

- Satán.

Ruedo los ojos, pero no estoy en posición de quejarme. - Oye, Satán... Tú sabes que con eso podemos hacernos mucho mucho daño si algo sale mal... ¿Por qué no bajas el cuchillo con lentitud...?

- ¡Nadie me da órdenes! - Siento más presión por parte del cuchillo contra mi piel. Un poco más y estoy acabado. - Escúchame, Amon... Deberíamos matarnos, y tú lo sabes... Pero he estado pensando en algo todo este tiempo.

Los 7 príncipes del infierno ▪BTS▪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora