Capítulo dos

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El rubio sacó los expedientes del cajón bajo llave en el que se encontraban. Debía revisarlos por última vez y memorizar al completo los nombres y rostros, en algún momento debía verlos para entregarles pistas, o simplemente para vigilar sus avances.

Dejó los siete sobre la mesa, uno sobre otro, perfectamente cuadrados respecto a los demás.

Observó las letras de apariencia tallada del primero; Amon, podía leerse.

Sin más preámbulos, abrió la carpeta y leyó todo. Había colocado a algunos de ellos como alumnos de Instituto, a algunos otros como alumnos de universidad, y había soltado a los restantes por algún lugar del mundo, en algún trabajo en el que fuese fácil y difícil al mismo tiempo conocer y recordar personas.

Comenzó a leer en voz alta, aunque entre susurros, la carpeta del príncipe de la ira.

- Amon... Kim NamJoon, entre los veinticinco y treinta años. Trabajador en un bar, algunos días los pasa en la barra y otros como mesero. - Leyó. - Nada que llame demasiado la atención. - Apartó el expediente y abrió el siguiente, comenzando a leerlo. - Satanás... Kim SeokJin, niño multimillonario, entre los treinta y treinta y cinco años. - Pasó al siguiente. - Asmodeo... Kim TaeHyung. Entre los quince y veinte años, estudiante de Instituto. - Volvió a retirarlo. - Leviathan... Jung HoSeok, entre los quince y veinte años, alumno de instituto... Mammón... Jeon JungKook, entre los quince y veinte años, alumno de Instituto. - Apartó la mirada de los expedientes. - Realmente interesante, Lujuria, Avaricia y Envidia juntos. ¿Será fácil para ellos? - Volvió a concentrar su atención en los dos que quedaban. - Belfegor... Min YoonGi, alumno de universidad. Entre los veinte y treinta años. Belcebú... Park JiMin, entre los veinte y treinta años, alumno de universidad. Pereza y Gula juntos, buena combinación. - Ahora sí, guardó los expedientes en orden y bajó llave. - ¿Será fácil para ellos? Espero que no. Los combiné bien a todos, ojalá el amor no interfiera en esto.

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Me levanté de un salto de mi cama. No era demasiado cómoda, pero después de todo, tan solo estaba en un cuarto de universidad. No sabía qué hacía allí, pero Belial lo sabría, solo tengo que seguir instrucciones para que todo salga bien. O eso espero...

Caminé hasta mi armario y lo abrí. Aunque los tonos rosas me tentaban, ese día decidí vestir de azul.

Saqué una camisa de botones negros, con la tela de un color azul muy intenso y brillante, un pantalón vaquero de color azul cyan y unas zapatillas negras. Peiné mi cabello hacia atrás y me puse mis gafas redondas de montura fina y negra.

Salí de aquella estrecha habitación y empecé a caminar sin rumbo los pasillos. Por lo visto a primera hora me tocaba Historia, pero ni siquiera sabía dónde debía asistir. Oportunamente, un chico pasó por mi lado, a una velocidad lo suficientemente lenta como para que me fuese posible agarrar delicadamente su brazo, frenándole y causando que voltease a mirarme.

- Disculpa, estoy muy perdido... Acabo de llegar aquí y no sé dónde es el aula de historia.

- Oh, bienvenido. El aula de historia está subiendo esas escaleras, dos puertas a mano derecha.

- Muchas gracias. Soy JiMin.

- Puedes llamarme SeHun.

Tras dedicarme una sonrisa, el chico volvió a esfumarse ante mis ojos. Caminé hasta donde me había indicado, y al abrir el aula me di cuenta de que habían muy pocas personas. Dos chicas y cuatro chicos. Casi todos voltearon a mirarme de inmediato.

- Hola, buenos días... ¿Este es el aula de historia?

- Sí, aquí es. - Afirmó una femenina voz.

- Vale, gracias. - Me senté en primera fila y jugué con mis dedos, hasta que me sobresalté al escuchar la campana. En ese momento, me extrañé al escuchar miles de pisadas rápidas acercarse en dirección al aula. - ¿Pero qué...?

Una estampida de alumnos entraron en el aula y tomaron sus respectivos sitios. Mi corazón estaba alterado y mis ojos más abiertos de lo normal.

Una chica de suave apariencia y pelo granate se sentó junto a mí. - ¡Hola! - Saludó alegremente. - Debes ser el nuevo, es un placer conocerte. Me llamo Jennie, Kim Jennie. Llevo aquí un par de años, si dudas en algo, puedes preguntarme.

Sonreí ante el acto de amabilidad. - Muchas gracias, Jennie. Soy JiMin, Park JiMin. Te agradezco el detalle, no dudaré en preguntarte.

- Me hospedo en la habitación 38.

- No puede ser... Yo estoy en la 37.

- ¡Somos vecinos! - Alzó la mano y yo se la choqué. - ¡Genial!

Reí ante el comportamiento amigable de la chica. En ese momento me percaté de algo, sus ojos oscuros tenían leves destellos azules. Era maravilloso de ver. - Tus ojos son preciosos.

- Oh, gracias, pero son muy corrientes.

- Yo lo veo distinto...

- ¿A qué te refieres?

Me extrañé. Nadie tenía unos ojos así, no era corriente. - ¿Nunca te percataste de tus destellos?

- ¿Mis destellos? - La chica lucía aún más confundida.

- Tus ojos tienen un brillo azul.

- Qué extraño, nunca me lo habían dicho.

Nuestra extraña conversación se vio interrumpida cuando el profesor entró. Todos nos levantamos, hicimos una reverencia y volvimos a sentarnos.

El profesor se sentó en su silla, y antes de que pudiera hablar unos tenues golpes en la puerta sonaron. Se levantó algo fastidiado a abrir. Tras esa puerta apareció un chico de estatura media, con una piel increíblemente pálida, pura, que parecía brillar. Un pelo de color castaño muy oscuro, casi negro y unos ojos pequeñitos. Vestía de negro, con algunos detalles naranjas. Después de formular algo inaudible para mí, caminó a través de la clase con el permiso del profesor y se sentó junto a una chica rubia, la cual le saludó de forma cañera. El castaño se la quedó mirando, sin responder a la chica.

- Oye, Jimin, ¿qué miras tanto? ¿Te gusta Lisa?

Volteé ante el comentario de Jennie. Esa chica se llamaba Lisa, por lo visto.

- No, estoy mirando al chico...

- ¿Te gusta el chico? Nunca se le había visto por aquí.

- No me gusta, pero... parece muerto de sueño, ¿cuánto habrá dormido?

- No lo sé, pero está mirándote.

- ¡¿Cómo?!

- Nene, estás susurrando mietras le miras. Se habrá dado cuenta de que estás hablando sobre él.

- Mantenga silencio, señorita Jennie.

- Lo lamento profesor.

- Voy a proceder a pasar lista... Señorita Lalisa, mantenga silencio también.

La aludida se limitó a asentir.

Tras incontables nombres después, me enteré de que el chico lindo se llamaba Min YoonGi.

Un nombre lindo.

Los 7 príncipes del infierno ▪BTS▪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora