Capítulo cinco

436 58 26
                                    


||Tengo dos historias YoonMin preparadas, y creo que me gustaría publicarlas.

¿Alguien las leería?||


Mis oídos se deleitaron con el último gemido de aquella mujer al correrme en su interior.

Me encontraba tumbado sobre su cuerpo, con los antebrazos apoyados a ambos lados de su cabeza.

Incliné la cabeza hacia abajo dejando que mi pelo cubriese mis ojos cerrados por el placer, y segundos después me separé a regañadientes.

No perdí tiempo y me vestí inmediatamente, bajo la atenta mirada de la joven mujer, cubriendo inútilmente su cuerpo con las sábanas. ¿Para qué hacían siempre eso? Ya las había visto desnudas.

- ¿No vas a quedarte? - Su voz salió en un débil murmullo. Me giré sacando un objeto puntiagudo de mi pantalón y la besé. Mantuve mis labios unidos a los suyos mientras ella se deleitaba con mi tacto. Entonces conduje mi mano armada a su pecho y lo atravesé con la pequeña daga, haciéndola gritar de dolor y sorpresa, mientras observaba cómo su sangre daba color a las sábanas.

La agarré del pelo poniendo su cabeza contra la almohada, acallándola. Hasta que minutos después, no percibí ni el más mínimo atisbo de vida en ella.

Solo en ese entonces la solté y salté por la ventana.

Sí, esto de follar - o "hacer el amor" como a ellas les gusta llamarlo - con mujeres humanas es de lo más interesante.

A esto se resume la vida mundana de Asmodeo, aunque ahora soy más conocido como Kim TaeHyung. Se resume a esto y a ir al instituto, esa es la parte aburrida, pero como esos maricas dicen, no hay mal que por bien no venga, y en el instituto aprovecho para conocer mujeres.

Y es justamente a donde me dirijo. Se hace menos aburrido cuando el día empieza por un polvo mañanero.

Camino por la calle mientras me abrocho sin prisa el cinturón. Algunas miradas femeninas se posan en mí mientras entro en el metro, y siento que no se despegan de mi cuerpo hasta que bajo y entro en el instituto.

Barro el pasillo con la mirada. Esta se detiene en un chico que me resulta familiar. El susodicho está hablando con una mujer. Más que hablando con ella, está acorralándola contra la pared. Entorno mis ojos y me doy cuenta de que están besándose. Viendo mi oportunidad, me acerco a ellos y agarro al chico de los hombros y tiro de él con fuerza, despegándole de la chica y poniéndome en su lugar. La chica abre los ojos y me sonríe cuando ve que me inclino hacia ella. Segundos después uno nuestros labios y siento sus brazos alrededor de mi nuca.

Unas manos más grandes que las de una mujer se apoyan en mis hombros y me giran con delicadeza. Abro mis ojos con un leve atontamiento. Un puñetazo que me gira la cara me saca del mismo. Siento un conocido sabor metálico en la boca y levanto la mirada, viendo al chico de cabello marrón, rasgos delicados y dientecitos de ratón mirándome, visiblemente enfadado.

No espero a explicaciones y le devuelvo un puñetazo en la mandíbula. Oigo el golpe que dan sus dientes al no estar preparado para el golpe. Vuelve en sí y me lanza contra la pared. Le empujo y entre golpe y golpe acabamos dentro del baño.

Le suelto un rodillazo entre sus ingles, y lejos de dolerle parece haberlo disfrutado, pues suelta un sonido de lo más parecido a un gemido.

- Tan solo eres una perra sadomasoquista...

Suelto otro fuerte golpe en su entrepierna, y agarrándole por el pelo, logro dejarle de rodillas ante mí, sin dejar de tirarle de su sedoso y castaño cabello.

- Asqueroso hijo de puta... - Le escucho murmurar.

- Cállate, conejito. Ahora que te tengo así, ¿no quieres chupármela? No parecías tener intenciones más allá de ese beso tan marica con la chica.

- Es mi novia idiota, ¡tú la besaste! - Forcejea para levantarse, pero le doy otra patada manteniéndole en su sitio.

- Ella me vio venir y se ofreció. Tu novia es un poco zorra, ¿no quieres devolverle la jugada? - Al solo hallar gruñidos como respuesta, tiro de su cabello poniéndole de pie, y enseguida le acorralo entre la pared y mi cuerpo. - ¿Eso es un sí, conejo? ¿O volverás corriendo junto a ella, para tenerla justo como yo te tengo a ti ahora mismo? ¿Qué tal se siente ser el pasivo? ¿No quieres probarlo? - Susurro con voz ronca sobre su oído. Enseguida escucho sus jadeos ahogados al morder el lóbulo de su oreja, y una tenue luz violeta se cierne sobre nosotros. - Oh, claro que quieres, pero no vas a pedirlo, ¿verdad? - Sujeto su cara con una mano, apretando sus mejillas con mis dedos, forzándole a separar los labios

Aprovecho esto y me lanzo a devorar sus labios. Para mi sorpresa, no tardo en ser correspondido, y el baño se llena de los chasquidos húmedos que producen nuestros labios al apretarse con ganas. Antes de que me dé cuenta, mi lengua está dominando sobre la suya, y sus muñecas se hallan juntas, por encima de su cabeza y sujetadas firme y fuertemente por mi mano.

Me separo de golpe, notando la ausencia de su boca en la mía, y observo sus ojos. Un fuerte destello, dorado como el oro, se halla en el fondo de estos. Recorro sus facciones con la mirada, dándome cuenta de que sus labios están separados, respirando irregularmente, adornando sus ojos cristalizados. Su mirada se divide en indecisión porque no debería hacer esto y en ansias porque le domine total y completamente. Ambos sabemos que es pecado, y eso sube mucho la temperatura. Sin esperar más, volvemos a abalanzarnos hacia el otro, conectando nuestras almas a través de nuestros labios.

Los 7 príncipes del infierno ▪BTS▪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora