Capítulo ocho

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Caminé afuera junto a aquel chico, y nos sentamos en un banco cercano. - Vale, explícamelo. Y rápido.

- Te estaba protegiendo, Jimin. Esa chica es un arcángel.

Abrí mucho los ojos y le miré, tratando de aparentar indiferencia, aunque no lo logré. - ¿Disculpa?

- Sé lo que eres, Bubú.

- ¿B-Belfegor?

Acercó sus manos a mi cara acariciando mis mejillas. - Sí... Sí, soy yo. Belcebú, esa chica es un arcángel. Sospechan de nuestro juego, y parece que como los Ángeles que mandaron fueron asesinados, bajaron personalmente. Si ellos nos descubren, estamos jodidos.

- Un momento... ¿Mandaron Ángeles? ¿Y quién los asesinó?

- Sí, mandaron. Los asesinaron los tipos del bar. Lo que pasa es que os han borrado la memoria... Belial lo hizo. Pero no pudo conmigo, y ahora estamos aún más jodidos. Escucha... Yo tengo a un Ángel como aliada, y tu amiga Jennie era una de ellos. Pero iba a matarte, y no lo permitimos.

- ¿Por eso murió Jennie? Oh, mierda.

- Sí... Lo siento Bubú, pero era una amenaza para ti.

- Está bien. Pero aún no entiendo por qué me pegaste.

- Los arcángeles no toleran oler, ver o sentir la sangre. Sin embargo, ellos huelen a los demonios, pero necesitan tiempo. Te golpeé para ocultarte, e hice que nos expulsaran para no estar cerca de ella. Dile adiós a tu vida como humano, Bubú, porque vamos a vivir como jodidos demonios.

💋

Me abroché el pantalón poniéndome de nuevo el cinturón. Lo había pasado realmente bien, y se notaba que él quería más.

- ¿No podemos quedarnos una horita más? - Ronroneó, tratando de provocarme.

- Son las cinco de la tarde. Llevamos dos horas aquí. No.

- Pero Tae...

- No. Punto. Siéntete afortunado de que no te mate.

- Pero Hyung...

Fuimos interrumpidos por una tercera voz. - Disculpad, ¿vais a salir ya? Necesito cerrar esta clase. - Era el mismo chico que nos pilló en el baño. Hizo una mueca cuando me vio aprocharme el cinturón.

- Piérdete, HoSeok. - Incluso estando lejos podía ver en sus ojos la enemistad que sentía hacia el tal HoSeok.

- Vamos JungKook, el chico solo hace su trabajo. Salgamos de aquí. - Sin esperarle salí de clase y crucé miradas con el chico, quien se encontraba en el pasillo junto a la puerta, esperando a Jungkook. Pasé cerca de él, rozando nuestros hombros. Aproveché aquello de la seducción y dejé que mis ojos se tiñesen de morado, creando una iluminación violeta que nos rodeaba a ambos. Al pasar extendí la mano y apreté sus nalgas, para luego seguir caminando indiferentemente hasta el final del pasillo, donde solo entonces giré la cabeza mirándole por encima del hombro. Me dedicaba una mirada con el ceño fruncido, pero veía deseo en sus ojos. Sonreí de lado y me dirigí a casa. Tenía cosas que planear para el día siguiente.

💣


Me encontraba junto a Jin en una de las mesas del bar. Habíamos cerrado hacía una hora, y estábamos exhaustos de tanto pensar.

- Si él hizo que nos sintiéramos así... ¿Crees que sea un ángel? 

- No... No tiene sentido que sea un ángel, Nam.

- ¿Y se puede saber por qué no?

- Cálmate un rato, imbécil. No tiene sentido que un ángel nos castigue con un pecado.

- Es un ángel, claro que sí.

- ¿Y tú crees que el de arriba le dejaría? Además, dijo que nos conocíamos. Debemos de habérnoslo cruzado con anterioridad.

- Pero no me suena.

- Oye... ¿Y si es él el que nos borró la memoria del día de ayer?

- ¡Eso es, Jin, eres un genio! 

- Lo sé. - Se observó las uñas.

De pronto, tuve una idea y me acerqué  mucho al rostro del contrario. - ¿No crees que mereces una recompensa por tu ingenio?

Sonrió de lado. - Lo pienso a todas horas... - Con confianza unió definitivamente nuestros labios.

Nos separamos de golpe cuando escuchamos la puerta abrirse.

Me olvidé de inmediato de la persona que estaba a mi lado al fijar los ojos en la preciosidad de cabello azul que entró. Si había una imagen viva de la belleza femenina, definitivamente sería ella.

Recorrió con ojos curiosos todo el bar, hasta que se paró en nosotros. Su suave voz se grabó en mi cabeza.

- Oh, disculpen... ¿Está cerrado?

- Sí, hay un cartel en la puer... - Interrumpí a Jin sin darme cuenta.

- Sí, sí, pero puedes entrar, preciosura.

Sentí una mirada afilada posarse sobre mí, mientras mis ojos se embelesaban con la contorneada figura de la mujer acercándose.

- ¿Podría sentarme con ustedes?

- N...

- Sí, por supuesto. - Para mi disgusto, se sentó junto a Jin y no junto a mí, pero compartir oxígeno con aquella mujer ya era una recompensa grandísima.

- ¿Qué buscas exactamente? - El tono de Jin parecía desinteresado. ¿Pero cómo?

- Una copita o dos, y... pasar un buen rato. - La mano de aquella mujer se apoyó distraidamente sobre la pierna de Jin. Escenarios en los que la tenía debajo de mí marcando mi espalda con sus largas uñas color turquesa abundaban en mi mente. Sentía que pronto iba a tener un pequeño problema entre las piernas, así que traté de desviar mi atención.

- Puedes conseguir ambas cosas aquí. - Solté mientras observaba a Jin apartarla de él.

- En ese caso, ¿podría traerme alguna de sus bebidas más fuertes?

- Será un placer. - Me levanté y desaparecí tras la barra.

👑

Esa mujer no me daba confianza, y no me agradó nada quedarme a solas con ella.

Sentí que se movió aproximándose hacia mí, y volví a retirarme.

- ¿Qué haces?

- Apartarte.

- ¿Por qué? - Antes de que respondiera, Nam volvió con tres copas. Parece que el bastardo sigue notando mi presencia. Vaya.

Dejó la bandeja en la mesa y tomó asiento junto a la chica. Hijo de puta...

Cogí la Copa y me la bebí de un trago. Me abstuve de hacer la mueca de joder-me-he-quemado-la-garganta que estaba luchando por salir y caminé con elegancia hasta salir del bar.

Gruñí cuando la luz del sol me golpeó en los ojos, pero debía alejarme cuanto antes de allí, no vaya a ser que Nam deje de actuar como un idiota y salga a preguntarme algo. No tengo ganas de mandarle a la mierda.

...O tal vez sí.

Pero tanto mi garganta como mis ojos ardían, y no tenía apenas fuerza. Necesitaba ir a casa y no salir por un par de siglos.

Aunque por mucho que intentase convencer a mi mente, sabía que el ardor de mis ojos no estaba causado por el sol, sino por las lágrimas que luchaban por salir.

Los 7 príncipes del infierno ▪BTS▪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora