Capítulo doce

352 47 7
                                    


Recorrí con paso confiado el pasillo, aunque por dentro me sentía de todo menos eso. Había tratado de matar al pequeño Jungkook cuando se quedó sin conocimiento en mi cama, pero había sido imposible. El pensamiento de que no era humano invadía mi mente sin dejarme pensar en otra cosa.

Había tratado de apuñalarle, pero el metal no atravesaba su piel.

¿Y si era un ángel?

Un maldito ángel no debería amar tanto el maltrato. ¿O sí?

Al divisar de lejos la silueta del hombre al que estaba buscando, me obligo a mí mismo a dejar de pensar en eso.

- HoSeok. - Llamó tras su espalda. Él se gira con lentitud. - ¿Podemos hablar?

- Supongo que ya estamos hablando.

- Sí, pero... En privado.

- Ahora estoy ocupado. Más tarde.

- Pero HoSeok... Es importante.

- Espérame a las seis en el bar de la esquina.

Asentí con lentitud. - Vale. - Me quedé parado unos segundos y bajé la mirada por su cuerpo.

- TaeHyung. - Me hizo volver a subir la mirada. - Luego.

Asentí de nuevo y me di la vuelta para volver a alejarme.

💣

- Oh, no... Por favor, no...

- ¿Puedo ayudarte, joven?  - Me giré hacia aquel chico.

Indiscutiblemente bello.

Pensé. - Sí... En realidad sí. Creo... Creo que me equivoqué de hospital.

- ¿Cómo? Un momento, ¿tú no eres el que una vez vino al bar y...?

- No acostumbro a frecuentar bares, lo lamento.

- Estoy seguro de que eras tú.

- Tengo un rostro común.

El chico se mantuvo en silencio después de eso, y pude percatarme de la mala cara que tenía.

- Hey, ¿te encuentras bien? Es como si no hubieras dormido bien en... Bueno, en toda tu vida.

El chico se pasó las manos por el rostro. - Oh, sí, sí... Solo que últimamente no estoy de mi mejor humor... N-Nada alarmante. - Escuché cómo su voz se quebró.

- ¿Estás seguro? No parece así.

- No puedo contárselo a nadie.

- Seguro que no me vuelves a ver, ¿qué más te da?

Él se encogió de hombros, y segundos después retiró sus manos, mostrándome una lágrima rebelde que bajaba por su mejilla. - Vale... Está bien.

Esbocé una ligera sonrisa. Todo estaba saliendo según lo planeado.

(...)

Horas después, habiendo dejado al tal Jin en el hospital en el que era voluntario, atravesé las puertas del bar, llevándome una grata e ingrata sorpresa al mismo tiempo cuando distinguí a Jimin hablando con el barman de forma amena.

Me aclaré la garganta, y fue entonces cuando se giró, se levantó y salió.

Cuando pasó a mi lado, nos miramos mutuamente, como si se detuviese el tiempo.

Estábamos jugando al mismo juego, por separado a pesar de ser un equipo.

Y eso me incitaba a castigarle por actuar a mis espaldas.

Los 7 príncipes del infierno ▪BTS▪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora