Y te conocí

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Fin de semana en Londres. Inglaterra. Mi hogar desde que tengo uso de razón, he salido del trabajo, un oscuro lugar en los mórbidos pasajes ocultos en esta bella ciudad, pero de alguna manera debo ganarme la vida, ¿no es así?, sé que no soy la mujer con el trabajo más honesto del mundo pero tampoco me puedo quejar, solo debo entrar, negociar y salir de ahí sin ningún problema, cualquiera que me viera diría que no tengo pinta de mafiosa, pero tendrían que mirar fijamente a mis ojos para descubrirme, en ellos oculto victoriosos asesinatos de mis enemigos, fajos y fajos de euros que reparto a mis lacayos, 50 hombres y mujeres a mi disposición que no dudarían en dar la vida por mí, ¿y por qué estoy tan segura?, porque gracias a mí sus familias están bien y jamás serán encontradas, porque son invisibles para ojos enemigos.

Comencé a los 16 años en esto, tráfico de sustancias toxicas, alguien tiene que aprovechar la inmundicia adictiva, ¿no?, así el negocio es productivo, porque solo aquel con mente pobre cae en las drogas, suicidas, depresivos, reprimidos, ladrones que se creen el negro que se viste de policía para robar un estúpido diamante, prostitutas que odian su existencia, empresarios fracasados, jóvenes ilusos que se vuelven todo lo anterior, y los más importantes, niños ricos que se creen rebeldes por probar hachís. Una maravillosa y extensa lista de clientes frecuentes.

Al principio a colegas y amigos de la infancia nos costó mucho hacernos de un nombre, éramos jóvenes inexpertos según aquel ruso que terminó muerto en mis manos, que idiota al subestimarme solo por ser una mujer, ahora sus hombres trabajan para mí, nuestra organización, por término práctico se llama, o más bien nos dieron por nombre, "los cinco jinetes", una absurda semejanza al catolicismo, a decir verdad no estaba tan mal, representábamos perfectamente, yo como líder era considerada apatía, la última plaga para el fin de los tiempos, que no se tentaba el corazón para exterminar a la basura humana.

Mis cuatro jinetes, dos hombres y dos mujeres, inteligentes en toda la extensión de la palabra, jamás nos han atrapado, ni lo harán porque para ello tendrían que derrocar a la mitad de la Interpol, es tan gratificante saber que si caes, todos aquellos que se llaman honestos lo harán también, incluso el nieto de la reina es nuestro mayor inversionista y consumidor, así es, una perfecta alianza. Tal vez la soberbia no sea buena pero si sabes manejarla no habrá problema. Nuestra fachada de estudiantes comunes nos sienta bien, yo soy huérfana pero supe aprovechar bien mi herencia al cuidado de mi fiel mayordomo, sí algo así como Batman pero sin el horrendo traje, no me sentaría bien y tampoco soy un antihéroe.

Curso la carrera de química experimental, junto a mis colegas hombres, pues las mujeres se especializarán en leyes y medicina, será de mucha ayuda para el negocio, así que por esa razón culminamos temprano nuestras labores en la bodega. Cualquier que me viera pensaría que corro peligro por caminar sola a estas horas pero me sé defender muy bien, poseo armas que nadie jamás en su vida podrá ver en otro lugar además de mis magnificas habilidades de combate, si tal vez es un cliché pero es necesario si quieres mostrarte dura como el mármol, para que teman hasta del dióxido de carbono que sale de tu cuerpo, elemento fundamental en la mafia por supuesto.

Mi casa es modesta, nada de mansión al estilo Stark, no, eso levantaría demasiadas sospechas, siempre me ha gustado lo básico en mi hogar, lo único lujoso que tengo son mi piano y por supuesto el auto de mi padre que sigue sin ser usado, prefiero caminar rumbo a la universidad, es saludable, pues la primer ley de este negocio es nunca involucrarte con tu mercancía, sería de lo más estúpido, descuidado y erróneo, por eso muchos han caído, lo cual agradezco pues a los sirvientes no les queda más que acudir a mí, un acontecimiento fortuito. Minutos pasaban, aun me restaba hora y media de camino para llegar a mi casa y dejarme llevar por los hipnóticos ojos de Hypnos.

Dos Sombras en LondresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora