XII

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—La muerte es una dama blanca, tan segura de sí misma, que se da el lujo de esperarnos sentada en un banquillo, con un cigarro en la mano y alcohol para celebrar, porque al final de todo esto, amar es más difícil que matar.

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-¿Impresionada de qué compartamos nombre?-

-Un poco—respondo aun encarándola— ¿me explicas con pitufos?-

-Encantada—toca mis labios con sus dedos riendo—linda—retrocede unos pasos indicando que nos sentemos, debemos obedecer—verás, la primera vez que tuviste un combate, contra el asiático, al cual fue el primero que le arrancaste la cabeza—decía con orgullo—supe que Cat no se había equivocado contigo, ni mucho menos Lucy, ambas estaban seguras de que serías, mi perfecta sucesora-

-¿Sucesora?—pregunta Lena.

-Sí Luthor—la mira engreída—mi sucesora, ¿nunca te preguntaste cómo surgió el nombre de BatLash?-

-Hasta ahora no, sin embargo todo apunta a que fuiste tú, quien propago el nombre-

-Chica lista—acaricia mi sien con su arma—usando el Lash, como yo para tu complemento, tú eres un murciélago sádico y yo una maravilla en este mundo, y somos iguales en algo, nuestros brazos son perfectos azotadores-

-Y ambas somos perros de pelea, para una mujer que, palabra no tiene-

-El amor te hace débil—mira a Lena quien al parecer se estaba conteniendo, ya que ella era de las que no se quedaba tranquila, todo me resultaba extraño, pues la mirada de Diana no mostraba maldad, a pesar de sus palabras—nosotros fuimos creadas para un solo propósito-

-Antes lo hubiese aceptado, pero ahora, al verte, sé que tengo más alternativas

-Me puedo ver en ti—sonríe con malicia— tú eres el pasado y yo, soy tu futuro-

Fue lo último que oí, todo se oscureció, sentía mi cuerpo moverse por un tercero, sumida en mi mente, o en un sueño pesado, solo podía pensar en mi madre, ella se preocuparía, tenía que decirle la verdad, pero claro, después de arreglar esta mierda, de liberar a mi mejor amiga y a los aliados de Lena, quien por cierto, debería compartir lo que está pensando, pero creo que lo merezco, que me apliqué la misma táctica.

-Despierta judía-

Abrí los ojos, mis brazos hormigueaban, al recuperar del todo mi visibilidad, me veo sujeta a una silla con cadenas de metal pesado y Lena en las mismas condiciones con sogas alrededor de su cuerpo, nos echaron agua helada, yo ya estaba acostumbrada pero ella no, lo pude notar al ver su cuerpo saltar, nos miramos unos segundos para después ser cegadas por una lámpara al puro estilo narcotraficante y Disney Pixar, empecé a reír, era muy divertido estar experimentando algo así justo ahora.

-Antes llorabas—esa era Diana detrás de la lámpara cubriendo su persona con la oscuridad—te observaba en tus primeros entrenamientos, lágrimas en tus ojos, contenidas, no querías mostrar debilidad a quienes te han podrido por dentro-

-Debo decir—escupí el agua—que pareces tener una ligera obsesión conmigo-

-Tal vez, por lo que he oído, no hay mujer que se te resista—la veo avanzar hasta Lena, tomándola de la quijada con fuerza, mi novia la mira con odio absoluto—incluso cautivaste a una Luthor-

-¿Tú qué sabes de mi familia?—pregunta Lena con rabia.

-Más de lo que crees cariño—suelta su quijada—la última vez que te vi, eras una de niña de 10 años-

-Yo no te conozco—dice con el ceño fruncido.

-Por supuesto que no, yo como tu querida novia, soy una asesina experimentada, capaz de mantenerme como una gárgola en las alturas-

Dos Sombras en LondresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora