VII

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-¿Estás bien Kieran?-

Escuchaba la voz de Mike muy lejana, tenía toda mi concentración en el cuerpo de Kara, sobre mis piernas, mientras mis manos intentaban que la sangre no siguiera brotando de su pecho, yo tenía una herida superficial en mi hombro, me había rozado una bala, pero mi Kara, ella estaba en una situación crítica, Lucy Lane, esa maldita, esperaba que los disparos que le di a su pierna, hombro y rostro, le recordaran siempre que con Lena Luthor nadie se mete. Gracias a Mike los superamos en número, matándolos a todos dejándolos peor que coladeras. Como bien dijo mi Kara aquellos no eran los principales, sí no los que llegaron después salvándola de que matara a Lucy con mis propias manos.

-Kieran por favor, háblame—insistía mi primo.

-Solo conduce al hospital Mike—dije en voz baja—ella tiene que vivir-

-Es Kara, Kieran, ella estará bien, la conozco-

No dije nada más, él tenía razón, era Kara, además mi primo ya había presenciado muchas veces las luchas de mi rubia. Cuando llegamos al hospital, nuestro cirujano, la recibió de inmediato, desapareciendo en ese largo pasillo blanco, mis manos tenían su sangre y Mike intentaba limpiarlas con el equipo que le dieron, las personas nos observaban pero no me importaba. Minutos después los chicos llegaron, Alex se veía muy preocupada, ella estaba hablándome, gritándome al parecer, pero yo no escuchaba, no quería hacerlo, solo tenía a una persona en mente.

-Vamos Len—Alex tomaba mis manos—dime algo, me preocupa que estés así-

-Lena—esa era Felicity—cariño, Kara estará bien-

-Winn, James—hablo mirándolos—necesito que investiguen sobre el estado de Lucy Lane, sí no está muerta, mejor para mí—sonreí con malicia—así podré matarla con mis propias manos-

-Ya mismo nos ponemos a trabajar—dicen ambos, sonriendo y se marchan.

-No será sencillo—Mike se veía preocupado, él y Alex siempre protegiéndome—ahora que los principales han llegado, la maldita estará más custodiada que antes-

-¿Y crees que es demasiado para mí?-

-Sabemos que no—Felicity me mira con ternura—acabaste con los rusos y latinos en un abrir y cerrar de ojos, solo te sugerimos, no más bien te pedimos que seas paciente, tu deber será cuidar de Kara, ¿de acuerdo?-

-Sí—eso era verdad.

-Eso es—susurra Alex contenta—te recomiendo usar el bunker, nadie más que tú, tiene acceso a ese lugar, nos encargaremos de todo, Kara necesitará verte a su lado cuando se recupere-

Las horas en las que no sabía nada sobre Kara, fueron tortuosas y eternas, hasta que  los cuatro nos pusimos de pie acorralando al doctor, él ya estaba acostumbrado a nosotros, así que solo nos dio la buena noticia de que por fortuna la bala no causó daños en su corazón, pero al perder mucha sangre tuvieron complicaciones, suspiré y al fin un poco de mi cordura regresó. Tuve que esperar más tiempo hasta que me dejaron entrar a verla. Cuando abrí la puerta de su habitación privada, no pude evitar derrumbarme, no creí estar en esta posición una vez más, solo que ahora, no es para ver a una persona convaleciente, es para estar con Kara, que aunque un poco pálida estaba bien.

-¿Desde cuándo eres una heroína Kara?—me senté a su lado acariciándola—esa bala era para mí—no podía retener las lágrimas en mis ojos—eres una tonta-

Dos Sombras en LondresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora