III

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-Si estás buscando a Kara, ella no está aquí-era evidente que no le agradaba, si se ocultaba detrás de su puerta.

-He venido a hablar con usted-dije con seriedad.

-¿Kara sabe que has venido?-

-Por supuesto que no-me estaba disgustando-así que espero, no le comente nada de lo que aquí diré-

-Le dije que eras una mala persona-suspiró dejándome entrar, su hogar era más pequeño que el de Kara- ¿gustas algo de tomar?-

-No gracias-me senté esperándola-he de suponer que ya le ha llegado el aviso-

-Ya me parecía extraño que el dueño vendiera el edificio, debiste ofrecerle el triple, ¿no es así?-

-En efecto señora-saque el folder de mi bolso-ya que está consciente de la mala persona que soy, no le sorprenderá leer lo que hay en esos documentos-ella abrió el folder leyendo y pasando del disgusto a la sorpresa.

-¿Qué significa esto?-

-Dada su edad es capaz de comprender un contrato señora-no pude evitar reírme-ahí dice que podrá vivir sin pagar renta en el nuevo edificio, por el resto de su vida, si usted, convence a Kara de ir a ese sitio también, tal vez lo vea deshonesto, pero analicé bien su respuesta-

-No tengo nada que analizar-tira el folder-jamás aceptaría algo así solo para que sientas que tienes a Kara en tus manos, no, yo no me vendo-

-Creí que esa sería su respuesta, así que no me deja más alternativas-le arrojo las fotos de sus hijos, sé que eran miserables pero después de todo suyos, me miró con enojo supremo-entonces... ¿lo hará señora Greco?-sonreí con malicia-piense en el bien de sus hijos y Kara, ella estará muy bien conmigo-

-No es como si pudiera responder que no, ya me lo has impuesto-

-Un placer hacer negocios con usted-

Salí de tan pequeño lugar, dios está de testigo de que quise hacer las cosas bien pero ella no aceptó, veía a todos los inquilinos empacar sus cosas muy animados, después de todo a donde iban era más amplio y con el mismo precio, estaba segura de que Kara escucharía a esa mujer, subí a mi auto, tenía que atender algunos contratiempos, al parecer siempre debía elegir que hacer. Cuando llegué a nuestra guarida, los chicos esperaban sentados mirando al hombre atado a la silla, no creí que lo vería de ésta manera, no después de tantos años.

-¿Y bien?-los miré- ¿qué pasa aquí?-

-Uno de nuestros empleados, nos informó que él ha estado hablando con una persona cada noche, no le han podido ver el rostro pero aseguran que es una mujer-

-Entiendo-me siento frente a él- sé que no hemos conversado desde hace mucho tiempo, así que te pediré de la manera más amable, que hables... hermano-

-¿Hermano?-ríe-no Lena, hace mucho dejamos de ser eso, ahora soy tu cliente-

-Es cierto, muy bien Lex, ¿quién es la mujer con la que has estado hablando?-

-Una amiga, la única que tengo en esta miserable ciudad-

-¿Y por qué el vago junto a ti dijo que seguía a Lena?-eso me había sorprendido, mucho más porque yo era demasiado cuidadosa, así que no lo estaba imaginando, y ahora Felicity preguntando esto.

-Por favor, todos se la viven intoxicados, ¿cómo pueden creerle?-Lex era bueno ocultando sus emociones-ella solo va a dejarme comida, se preocupa por mí, la conocí una noche que se acercó a conversar y le agrado por la inteligencia que poseo, créanme, ella hace todo menos seguir a Lena-

Dos Sombras en LondresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora