La Carta.

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Querido diario, te acuerdas de aquel libro bonito que traje de la biblioteca? El del giratiempo no, el otro que era un más antiguo que ese, verás, resbaló una pequeña carta, se me hizo extraño y la tomé, estaba escrita con una caligrafía perfecta y delicada, no iba dirigida a nadie, solo hacía mención de Helena, no conozco a ninguna Helena salvo La Dama Gris de Ravenclaw.

Aproveche a leerla mientras estaba en la torre de astronomía, es un lugar tranquilo con una vista increíble, muchos suelen visitarla en las noches durante las clases, a mí me gusta hacerlo en las tardes.

Tan ensimismada estaba en la carta que no me di cuenta cuando llegó Theo, yo miraba la carta y mi vista vagaba de un lugar a otro en el horizonte cuando me habló ya estaba sentado a mi lado.

—Luna, Luna? Lovegood!

Lo escuché decir cuando interrumpió mis pensamientos, yo pensaba en como descubrir a quién había escrito la carta, la puesta de sol había comenzado a desaparcer dejando algunas cuántas estrellas visibles en los últimos rayos de sol.

—Perdoname Theo, no te escuché llegar.

—Me he dado cuenta de ello Luna, que pensabas que estabas tan perdida?

Por alguna razón senti la confianza de contarle, no se si hice bien pero le conté.

—Leía esta carta

Tome aquella carta vieja y rota; y se la mostré.

Mi querido Dharius Weverly

Lamento que nos hayamos alejado, pero era necesario, nuestro amor no podía ser, no después de que mi padre me haya comprometido con alguien a quien no amo...

El insiste en que debo casarme con él para mantener la nuestra magia fuerte, a mí no me importa que seas mestizo y lo sabes, tanto ha sido mi amor a mi que aún a pesar de me he casado con el, el fruto de mi amor por ti, es mi pequeña hija Helena, el cree que es hija suya, o al menos no me ha reclamado lo contrario; pero es la hija de nosotros mi querido ...

Queria que supieras que nuestra hija está bien y que es realmente hermosa, mi amor por ti permanecerá hasta el último de mis días... Tenías derecho a saberlo, pero te pido amor mío, no vengas a buscarnos.. por tu bien y el de nuestra pequeña hija...

Siempre tuya...

El pergamino era bastante antiguo por lo que la carta estaba rota al final impidiendo ver quién había escrito la carta.

En cuanto terminé de leer sabía que algo muy extraño sucedió ahí, algo de lo que probablemente nadie tenía idea.

Al parecer Theo también se había quedado sin palabras, no se porque le enseñé la carta, pero últimamente el era la única persona con quien me sentía cómoda hablando sobre cualquier cosa.

El Diario de RavenclawDonde viven las historias. Descúbrelo ahora