Mi Hobbit

La carta...

Tres meses habían ya pasado.

Los ánimos de la compañía eran mínimos.

Se dedicaban a su trabajo y nada más.

Pero el peor de todos era Thorin.

El rey no era ni la sombra de lo que solía ser.

Las ojeras bajo sus ojos solo demostraban parte de su dolor.

Perder a su uno estaba pasando factura.

Era extraño verlo fuera de su oficina.

No dormía, no comía, no hablaba más de lo necesario.

Si tenían suerte decía alguno que otro monologo.

Pero...

No había más.

*

*

*

-Bilbo, podría invitar a alguien a cenar mañana-

-conociste alguna linda chica-

-bueno...un chico...un enano de hecho-

-un enano-

-cuéntame más de él-

-hace unos días un grupo que viajaba a Erebor paso por aquí, es un tipo...-una gran sonrisa apareció en el rostro de Legolas-es divertido, terco y...no sé cómo describirlo-

-vaya estás enamorado...-

-bueno...no lo sé...pero...-Legolas no podía dejar de sonreír.

-dile que la cena es a las 7, y que llegue puntual.-

-gracias Bilbo, iré a buscarlo ahora mismo-

-preparare cordero y ensalada-se dijo así mismo, mientras miraba a Legolas salir tan feliz.

Su abultado vientre le impedía moverse.

Pero eso no impediría preparar la mejor cena.

*

*

*

Un mes después.

Gloin tenía un gran problema entre sus manos.

Esta maldita carta iba a romperle la cabeza.

No lo entendía.

Su niño...

Su pequeño.

Esto no era posible.

Solo había dos personas con las que podría consultar eso.

-balín requiero una auditoria contigo y su majestad-

-por su puesto pasa-

Gloin se notaba nervioso, había algo bastante peculiar en el ese día.

Y más aún con la carta que parece no querer soltar.

-que te sucede Gloin...-

-tienen que leer esto-fue lo único que dijo mientras entregaba la carta a Balín.

Padre mando mis más cordiales saludos.

Sé que debería haber vuelto hace tanto, pero te complacerá saber que he encontrado a mi uno.

Deberías ver sus cabellos rubios, y esa sonrisa.

Creo que le ha impresionado mi habilidad para montar caballos.

Tal vez fueron mis ojos de halcón o mi oído de zorro.

Aunque si he de alardear mi habilidad bebiendo debió hacerlo caer rendido.

Claro esta fue la señora Dis quien me ayudo bastante.

Pero bueno, creo que es momento de sentar cabeza.

Voy a dar una fiesta pronto, y le entregare una cuenca hecha por mis propias manos.

También trenzare su cabello.

Seguro que ese elfo bonito se verá bien con una trenza de compromiso.

Espero tú y mamá puedan llegar aquí para celebrar conmigo.

Puedes invitar a quien quieras.

Esta será la mejor fiesta del mundo.

Gimli.

No había palabras para describir la cara de todos.

El hijo de Gloin era único entre todos.

Pero había tanto en esa carta que llamaba la atención del viejo consejero.

-Gimli enamorado de un elfo-

-ten la foto, no he tenido fuerza para verla-

Apenas la saco y pudo verla.

Cuando las manos de Thorin se la arrebataron.

Legolas...

El príncipe elfo.

-Dis...cuando se marchó-

-dijo que iría por pertenencias suyas, y que no deseaba que nadie la acompañara...-

-le pedí a Gimli le escoltara de regreso, para que ayudara a su alteza con sus cosas-

-donde está ahora mi hermana-

-no lo sé...-

-sospecho que yo si...la comarca-dijo Thorin, antes de tomar su abrigo e ir a preparar su equipaje.

Ahora muchas cosas sobre su hermana tomaban sentido.

-FILI, KILI VENDRÁN CONMIGO, REÚNAN A TODA LA COMPAÑÍA SALDREMOS ESTA NOCHE-

*

*

*

-el desayuno ha estado fantástico, como siempre Bilbo-

-te lo agradezco Dis, gustas más-

-puedo esperar hasta el segundo desayuno-

-eso me parece perfecto-

Dis había llegado junto con Gimli.

Era una enana bastante temperamental y bromista.

En parte le recordaba a Fili y Kili, pero cuando se enojaba daba más miedo que Thorin.

-¿Cómo te sientes hoy cuñado?-

-desde hace rato siento pesados los pies-

-quieres que busque un sanador-

-no es necesario, me sentare un rato y todo estará bien-

-entonces yo preparare el desayuno-

-eso será de gran ayuda, además tu comida es deliciosa-

Ella solo sonrió, mientras por dentro se burlaba.

Sabía perfectamente lo que la carta de Gimli ocasionaría.

Y vaya que se divertiría con todo eso.