Hombre! Peggy Schuyler x Lectora

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Shy Boy. Brave Girl.

La decepción de la familia, así te decían. Eras la mayor de 5 hermanas, y la única que no estaba casada por su inusual comportamiento. Eso se debía a que eras una revolucionaria e igualitaria, cosa que fue inaceptable para tus padres y para la sociedad entera.

Pero eso no te quitaba tu lado femenino y educado, podías aparentar ser dura y testaruda u obstinada, pero en el fondo eras una dulzura, y como toda mujer, deseabas tener un amoroso esposo y una familia, no todo es lo que aparenta ser.

***

—¡Pero mamá! ¡No quiero ir! —Le suplicaste nuevamente.

—Ya no insistas (T/N). Iras quieras o no, es la perfecta ocasión para encontrar a un esposo —Te regaño tu madre.

Suspiraste en rendición. Tu madre y tu jamas terminarían en un acuerdo, ambas eran demasiado obstinadas para ceder.

Observaste el vestido (C/F) que llevabas puesto, te parecía vulgar e innecesario, pero tu madre no iba a permitir te quitar te lo.

—Sonríe (T/N). Con esa cara nadie se te va a acercar, y ya sabes como es tu padre —Te recalco tu madre sin dejar se de mirar en el espejo mientras se colocaba sus pendientes.

Bufaste sonoramente y te dejaste caer en tu cama.

Iba a ser la peor noche de tu vida, de eso estabas segura.

***

Observaste a las personas bailar mientras te cruzabas de brazos, con un rostro disgustado, convivir, bailar y hablar con personas era lo peor que te podía pasar, o eso querías pensar.

—Y esta es mi hija, (T/N)

Escuchaste a tu padre presentar te, así que volteaste y te cruzaste con un par de ojos mirándote, sus miradas se sostuvieron por lo que parecieron ser horas, hasta que las voces de tus padres los volvieron a la realidad.

—Es mi hija mayor, lamentablemente, aún no tiene esposo —Comento tu padre, observando a una mujer morena.

—Es un placer, querida —Dijo la mujer con una sonrisa.

Le sonreíste con amabilidad, ella era muy cálida para ti.

—Les presento a mi hijo menor, Marion —Dijo la mujer presentando al muchacho con quien habías cruzado miradas.

Era un chico con la tez ligeramente bronceada, llevaba un traje amarillo y tenía cabello rizado atado en una coleta algo alta.

—(Y/N) ¿Por que no van a bailar? —Pregunto tu madre dulcemente.

Volteaste hacia ella con una mirada asesina, pero te encogiste ante la mirada de tu padre, si no lo hacías, te mataría. 

Miraste a Mairon y te diste cuenta que con su madre estaba igual. Ambos se miraron, se tomaron de las manos y salieron corriendo a la pista de baile para alejarse de sus padres.

Cuando ambos estuvieron de la pista, literalmente no sabían que hacer, ninguno de los dos sabia como bailar.

Te dedicaste a observar a las demás parejas, y como si fueras un mimo, los imitaste, tomando a Mairon de una mano y de unos de sus hombros, mientras este te miraba nervioso.

Te acercaste a su oído y susurraste: 

—Sigue a los demás

Pudiste sentir como se tensaba. Lucia nervioso y a punto de llorar.

—Relájate

Ambos se miraron a los ojos sin dejar de mover se, algo inquietos e incómodos. Pero poco a poco empezaron a dejar se llevar por la música, bailando al compás y dando vueltas mientras reían, se estaban divirtiendo.

Cuando sus padres empezaron a acercarse, Peggy te tomo de la mano y salio corriendo del baile mientras reía junto a ti.

Ambos llegaron hasta una pequeña colina cerca del baile, donde se recostaron y rieron, algo risueños.

—No eres tan malo como pensaba —Confesaste mientras lo mirabas con una sonrisa.

—Y tu no eras tan amargada como aparentabas ser —Este confeso con una risa y un sonrojo.

Ambos se quedaron hablando viendo las estrellas en la colina, descubriendo así que tenían cosas en común, una de esas cosas era que siempre fueron los menos queridos en la familia, y que ninguno de los dos se sentía atraído por nadie.

 O eso creían.

***

—Hija, prepárate. Iremos a cenar por los Schuyler —Anuncio tu madre desde la puerta de tu habitación.

Al instante te levantaste y comenzaste a prepararte cual rayo. ¡Verías a Peggy otra vez!

En tan solo minutos, tu, tu madre y tu padre se montaron en el carruaje, era un alivio para ti que tus fastidiosas hermanas no los acompañaran y estuvieran casadas.

Tu ansiedad aumentaba a cada segundo, ya querías ver a Peggy otra vez, volver a sentir su piel, oler su aroma y perderte en sus ojos.

—(T/N) —Te llamo tu madre, pero estabas tan hundida en tus pensamientos que no escuchaste— ¡(T/N)! 

Esta vez saliste de tu burbuja y la miraste. Ella río y señalo la mansión Schuyler, inmediatamente saltaste del carruaje y corriste a la entrada donde un mayordomo los esperaba. Los tres ingresaron a la mansión y esperaron a un lado de las escaleras, aún así, tu impaciencia hacia a tus padres sonreír, él era la razón.

—¡(Y/N)! —Oíste a una voz llamar te.

Alzaste la cabeza y viste a Peggy bajando las escaleras. 

—¡Peggy! —Gritaste cuanl niña pequeña.

Corriste hacia él y una vez que bajo las escaleras, saltas te a abrazarlo, haciendo que el te diera vueltas mientras ambos reían. Cuando se separaron, se miraron a los ojos y sonrieron con un sonrojo en sus mejillas.

—¡Ejem! 

Ambos voltearon y observaron a sus padres, quienes los miraban con una sonrisa picara. En tan solo un instante se separaron algo avergonzados.

***

La cena era divertida, sus padres conversaban sobre negocios mientras que ustedes se reían, contabas chistes o hablaban de cosas triviales, simplemente amaban hablar el uno con el otro, podían ser ustedes mismos.

Una vez la cena termino, ustedes salieron a los jardines de la familia Schuyler, donde siguieron su conversación entre risas, era muy obvio para todos que ustedes se amaban.

—¿Y que tal con tus hermanos? —Le preguntaste tan sonriente como siempre.

—Todo normal, aunque mi hermano se casará pronto —Comento con una ligera sonrisa.

Tu rostro fue todo un dilema.

—Oh...Vaya, que...Que alegría —Comentas te algo incomoda.

Peggy te observo con unos segundos en silencio.

—(T/N)...¿Has pensado en con quien te casaras? —Pregunto este mirando el cielo.

—Pues...si —Contestas te algo insegura—. ¿Y-y tu?

—Si...

—¿Y con quien te casarías?

El volteo hacia ti.

—Contigo.

No dudaste ni un momento en besar lo. El correspondió con algo de torpeza y nerviosismo.

Cuando se separaron a tomar aire, lo tomas te del cuello de la camisa y lo acercaste a tu rostro con una mirada lujuriosa.

—Eres mio, Shy Boy

—Todo tuyo, Brave Girl


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